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29 Junio Aniversario La Delfina

LA DELFINA

29 de Junio Aniversario Fallecimiento

Para comprender mejor a nuestro personaje es conveniente ubicarla –aunque sea muy brevemente- en el contexto histĂ³rico que le tocĂ³ vivir.
La Asamblea General Constituyente del año 1813 mĂ¡s conocida como “Asamblea del año XIII” habĂ­a rechazado los Diputados orientales, lo que posteriormente, en 1814, originĂ³ la ruptura entre Artigas y el Director Supremo de las Provincias Unidas, Don Gervasio Posadas. Y la posterior alianza con las provincias de Entre RĂ­os, Santa Fe y Corrientes.
Artigas convocĂ³ un Congreso en PaysandĂº apoyado por estas provincias originando un conflicto con el poder porteño que tuvo su culminaciĂ³n el 1º de febrero de 1820 en la Batalla de Cepeda, cerca de Arroyo del Medio, donde las tropas montoneras al mando de Francisco “Pancho” RamĂ­rez, el Supremo Entrerriano, con la colaboraciĂ³n de Estanislao LĂ³pez, de Santa Fe, derrotaron al ejĂ©rcito de Buenos Aires, resultado que se repetirĂ­a en Puente de MĂ¡rquez.
Posteriormente RamĂ­rez por divergencias con Artigas derrotĂ³ a Ă©ste en tres combates, distanciĂ¡ndose tambiĂ©n de LĂ³pez y creando la RepĂºblica de Entre RĂ­os, integrada tambiĂ©n por Corrientes y Misiones.


¿QuiĂ©n era y cuĂ¡ndo aparece la Delfina en la vida del caudillo? Los orĂ­genes de ella eran tan inciertos, como seguras su belleza, audacia y valentĂ­a. Hay distintas versiones como ocurre casi siempre que una historia se transforma en mito o leyenda. Se dice que RamĂ­rez la capturĂ³ en los enfrentamientos de Artigas (entonces su aliado) contra los portugueses. Hay quienes afirman que esta “mujer rubia” era hija bastarda de un virrey portuguĂ©s en Brasil, afincado en San Pedro de RĂ­o Grande; quienes esto afirman dicen que por ese motivo la llamaban la Delfina.
Otros dicen que era morena y arrogante, y que a pesar de su apodo “La Portuguesa”, se trataba de la porteña Delfina Menchaca. Fue capturada por RamĂ­rez en harapos de soldado, harapos que no obstante permitĂ­an traslucir su extrema belleza y que incitaron al caudillo a invitarla a cenar en su tienda. Algunos afirman que era cuartelera, condiciĂ³n atribuida a las mujeres que seguĂ­an a los soldados y alternaban con ellos manteniendo relaciones sexuales a cambio de manutenciĂ³n.
Lo cierto es que desde ese dĂ­a, unidos en el amor y en la lucha por los ideales del caudillo, no se separaron un instante, vestida ella con el uniforme de coronela galopando a su lado y luchando en las batallas como un soldado mĂ¡s. Porque ademĂ¡s de apasionada era intrĂ©pida y valiente.
El mutuo amor que surgiĂ³ entre ellos fue tan intenso que RamĂ­rez rompiĂ³ su compromiso matrimonial con Norberta Calvento, hermana de uno de sus mĂ¡s Ă­ntimos amigos. Amor intenso que transcurre durante y entre los combates victoriosos del Jefe; el reposo del guerrero es generosamente gratificado en los brazos de su amada.
Vivieron un romance apasionado que concluyĂ³ como si de una tragedia griega se tratase y que lleva a la heroĂ­na a desempeñar el papel fatal que lleva involuntariamente al hĂ©roe hacia su muerte. Porque ese ya legendario amor entre el caudillo y su cautiva portuguesa cumple todos los requisitos para encuadrarlo en una tragedia en la que no faltan actores secundarios: la novia despechada, la traiciĂ³n de un subordinado que completarĂ­a el elenco del drama. ¿SerĂ­a verdad que RamĂ­rez fue traicionado por celos, por el entonces coronel Lucio Norberto Mansilla? Correspondencia posterior de Ă©ste parecerĂ­a atestiguarlo. Mansilla tenĂ­a conocimientos tĂ©cnicos que puso al servicio de RamĂ­rez, colaborando en la victoria sobre Artigas en la batalla de Las Tunas donde al hacer uso de la artillerĂ­a demostrĂ³ sus conocimientos de Ă©sta arma.
Proclamada la RepĂºblica de Entre RĂ­os, entran en Corrientes con todo esplendor Ă©l, los suyos y la Delfina, que utiliza traje de oficial y sombrero con la misma pluma de ñandĂº que rubrica el Escudo de la nueva RepĂºblica. Porque en las galas sociales vestĂ­a con elegancia haciendo uso de peineta y abanico, pero en el Campamento de La Bajada prescindirĂ­a del abanico y en su lugar, para sorpresa de su amado, templarĂ¡ la guitarra.
Porque si algo no podĂ­a desconocerse era su valentĂ­a; como tampoco su amor por los uniformes que lucĂ­a en cuanta ocasiĂ³n se presentara. Y su amor por el Jefe. ¿Por quĂ© siendo su cautiva se enamorĂ³ de RamĂ­rez? ¿y Ă©ste de ella, enamorarse de una cuartelera, teniendo a su disposiciĂ³n muchas mujeres, hasta hacerlo olvidar su compromiso matrimonial? Lo que sĂ­ puede afirmarse es que ella lo acompañaba en todas las batallas como coronela del EjĂ©rcito Federal, hasta esa Ăºltima escaramuza en que el guerrero encontrĂ³ la muerte.
La historia nos va guiando con fechas precisas y nos ayuda a desentrañar el drama. Lucio Mansilla se habĂ­a comprometido a llevar la infanterĂ­a de RamĂ­rez en barco por el rĂ­o ParanĂ¡ hasta Santa Fe; no lo hizo y RamĂ­rez quedĂ³ en situaciĂ³n comprometida por falta de apoyo pues contaba solamente con 700 hombres. No obstante y pese a ser atacado en Coronda por el general Lamadrid con 1500 hombres, lo vence el 24 de mayo de 1821. Pero el 26 de mayo es vencido en el mismo sitio por Estanislao LĂ³pez. Pocos dĂ­as mĂ¡s tarde, desarticulado su ejĂ©rcito y en su huĂ­da, Bustos lo vence el 16 de junio en Cruz Alta (CĂ³rdoba).
El 10 de julio lo alcanza una partida al mando del gobernador interino de CĂ³rdoba, Francisco Bedoya, en San Francisco del Chañar (cerca de Villa MarĂ­a del RĂ­o Seco). La Delfina, rezagada en esta Ăºltima huĂ­da grita ¡Pancho! ¡Pancho! El caudillo hace rayar su caballo y da media vuelta seguido por 2 de sus bravos. LuchĂ³ heroicamente hasta lograr que la Delfina pudiera escapar subiĂ©ndola en las ancas del caballo de un compañero pidiĂ©ndole que la escoltara, mientras Ă©l se enfrenta solo a la partida enemiga para darles tiempo a huir. Lucha bravamente hasta que un pistoletazo del capitĂ¡n Maldonado puso fin a su azarosa vida puesta al servicio de la causa Federal, luchador temerario que intentaba dar a los pueblos una ConstituciĂ³n justa.
AhĂ­ mismo le cortaron la cabeza, la salaron y le hicieron un retobo con cuero de oveja para enviĂ¡rsela a Estanislao LĂ³pez, que ordenĂ³ fuera embalsamada y expuesta en el Cabildo. Hay quienes afirman que posteriormente la tenĂ­a expuesta sobre su escritorio. Tampoco faltan los que dicen errĂ³neamente que la Delfina muriĂ³ en ese Ăºltimo combate.
Lo cierto es que huyĂ³ en ancas del caballo de un guaranĂ­, el coronel de Dragones Anacleto Medina, y al llegar con sus montoneros al Arroyo Ancasmayo en Santiago del Estero, se enteraron del triste fin de “El Supremo”. El gobernador santiaguino Ibarra les prestĂ³ socorro y continuaron su huĂ­da atravesando arenales, rĂ­os y arroyos, zonas desiertas de las provincias de Santiago del Estero, Chaco y Corrientes. Pasaron hambre y sed y se extraviaron en los montes de quebracho, pero el fiel Medina cumpliĂ³ su cometido y despuĂ©s de 6 meses de viscicitudes pudo llevarla hasta el Arroyo de la China, de donde era nativo RamĂ­rez.

La Delfina muriĂ³ el 28 de junio de 1839 en Arroyo de la China (actual ConcepciĂ³n del Uruguay) olvidada en su soledad, excepto por Norberta Calvento, ahora cuarentona, que pudo observar el paso del fĂ©retro de su rival.

César José Tamborini Duca

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