Batalla del Espinillo - Donde Nacio Entre Rios
LA BATALLA DEL ESPINILLO
FEDERALES Y UNITARIOS
La batalla del Espinillo, cerca del puente actual sobre la ruta nacional 18 a 25 kilómetros de Paraná, fundó la independencia de Entre RÃos con la mezcla de la sangre de entrerrianos y orientales contra un ejército porteño al mando de un coronel alemán. El Espinillo, que los entrerrianos tenemos injustamente olvidada, es para la provincia al menos simbólicamente lo que la Toma de la Bastilla para la revolución francesa o el 25 de Mayo para la independencia argentina.
Desde que Moreno quedó aislado en la primera Junta, separado de su cargo, enviado a Europa y quizá asesinado en alta mar, la revolución comenzó a perder fuerza y se perfilaron las figuras estrictamente “porteñas” del directorio de Buenos Aires, entre ellas Gervasio Antonio Posadas.
Artigas veÃa en el directorio de Buenos Aires un enemigo de la causa nacional, sudamericana, de igualdad en libertad de criollos, indios, negros, todos. Era la causa de los pueblos americanos enfrentados a las metrópolis que para su existencia y provecho necesitaban ante todo del comercio con Europa.
Entre las minorÃas que miran hacia el exterior para tomar allá ideas y consejo y obtener beneficios, y las mayorÃas apegadas al suelo natal que conocen al detalle y aman sin condiciones, se ha venido desarrollando la historia sudamericana, inconclusa porque los factores que la movilizaron desde el comienzo se mantienen vivos y enfrentados todavÃa en la polÃtica de cada dÃa.
Tanto era Artigas un indeseable para Buenos Aires que cuando el jefe militar de la Baxada del Paraná, Eusebio Hereñú, reconoció la autoridad del jefe de los orientales y destituyó al alcalde Andrés Pazos, el director Posadas le mandó un ejército para hacerlo volver a la anterior sumisión con estas órdenes dirigidas al comandante, el coronel alemán barón Eduardo Kaunitz von Holmberg: “El primer objeto de su comisión es apoderarse de todos modos y a cualquier costa de la persona de don José Artigas (…) Luego que esté en disposición de hostilizar lo hará infatigablemente, cortando vÃveres, convoyes, estorbando la reunión de las familias y de gentes armadas o inermes, desmembrándole las que tenga reunidas ya por medios de dispersión, ya por premios que ofrecerá a los que lo abandonen y el de seis mil pesos al que lo entregue vivo o muerto al citado Artigas (…) Si llegara a apoderarse de éste o de las personas de Barreiro, Torgués o Texo, los hará fusilar (…) Para que pueda proceder con la debida legalidad publicará el dÃa 16, asà en las divisiones militares como en los pueblos de Entre RÃos un bando en que se declare traidores a la Patria a Artigas y sus cómplices. El bando se remitirá oportunamente.”
La actitud cruel y traidora está a la vista: fusilar primero y justificar después, no hacer distinción entre armados e inermes. Es la misma actitud que le costó la vida a Manuel Dorrego años más tarde. Primero se fusila a Artigas, a Otorgués, y los demás y para que la cosa parezca legal, va un bando que lo declara traidor. De la misma manera, cuando los rivadavianos hicieron que Lavalle fusilara a Dorrego le hicieron ver que para que el crimen, ya cometido con el gobernador de Buenos Aires, fuera legal, debÃa estar precedido de algunas formalidades, y ahà nomás prepararon post mortem los papeles.
Cuando contra todos los pronósticos porteños, Holmberg fue derrotado en el Espinillo por las fuerzas orientales y entrerrianas al mando de Otorgués y Hereñú, éste le respetó la vida y luego lo liberó. A diferencia de los doctores porteños, los entrerrianos y los orientales eran gauchos sin intereses económicos predominantes ni mezquindades; querÃan la libertad, no la muerte, y luchaban por lo propio y no por quitarle nada al vecino.
La batalla se produjo el 22 de febrero de 1814 en campos próximos al arroyo Espinillo, cinco leguas al este de la Baxada del Paraná, cerca del actual puente, a cinco kilómetros de La Picada por un camino vecinal que une las rutas 12 y 18.
Cuando las diferencias entre la polÃtica porteña y el interior eran ya claras, y hoy son mucho más claras todavÃa, fue la primera batalla de la guerra civil del RÃo de la Plata, que tuvo entre sus consecuencias menos afortunadas la derrota de Artigas por su ex lugarteniente RamÃrez en Las Tunas en 1820 y la creación por obra del Imperio Británico 10 años después de la República Oriental del Uruguay. Cuando Artigas supo de la creación del Uruguay en su exilio paraguayo, dijo: “Ya no tengo patria”.
Hoy todavÃa mucha gente lo considera un héroe nacional uruguayo, lo que pone de manifiesto cuánto camino hay que andar para poner de nuevo de pie a los pueblos divididos y enfrentados. El historiador uruguayo Gonzalo Abella insiste en que la historia oficial lo ha hecho un desconocido en su tierra. Dice que el monumento del prócer en la plaza de la Independencia de Montevideo lo hace parecer a un condottiere italiano montado en su robusto caballo y no a un jinete charrúa en un flete liviano y veloz que cruza como el rayo el paisaje oriental.
Para la diplomacia británica, el Uruguay fue un “algodón entre dos cristales”, entre la Argentina y el Brasil. El Foreign Office no podÃa tolerar que un solo paÃs fuera dueño de ambas márgenes del Plata, como iba a ser el caso después de la victoria argentina sobre el Brasil en Ituzaingó.
El Espinillo fue la batalla inicial de la guerra que durante décadas dividió al paÃs entre unitarios y federales. Gracias a ella los federales tuvieron el control de Entre RÃos y Posadas no tuvo más remedio, con sus tropas derrotadas, de dictar un decreto que creaba la provincia soberana de Entre RÃos y establecÃa lÃmites, autoridades y sistema de gobierno.
Antes de El Espinillo, el 20 de enero, Artigas abandonó con más de 3.000 hombres el sitio de Montevideo en desacuerdo con la polÃtica de directorio porteño. Este hecho hizo que Posadas ofreciera 6.000 pesos a quien lo entregara vivo o muerto.
El 20 de febrero de 1814 Hereñú reconoció a Artigas como Protector de los Pueblos Libres y desconoció la dependencia entrerriana del cabildo de Santa Fe. Posadas mandó a Holmberg con 400 soldados con artillerÃa pasar de Santa Fe a Entre RÃos para alistar en nuestra provincia las tropas que pudiera y nombró comandante de Entre RÃos a Hilarión de la Quintana, que estaba en Concepción del Uruguay.
Cuando Holmberg cruzó el Paraná y se apoderó de la Baxada, Fernando Otorgués cruzó el Uruguay desde Paysandú (todo era entonces el mismo paÃs, no era una guerra convencional sino una guerra civil). Desalojó de su puesto en Concepción del Uruguay a De La Quintana y marchó tan rápido como pudo hacia el Paraná.
El 22 de febrero de 1814 la columna de Otorgués, con las fuerzas de Hereñú y de Juan León Sola, derrotaron a von Holmberg en El Espinillo. Otorgués respetó las vidas de von Holmberg y de la Quintana y luego los liberó.
El 23 de abril se declaró la independencia de Entre RÃos y el directorio inició negociaciones con Artigas, ante la imposibilidad de apresarlo ni de fusilarlo ni de envenenarlo, misión que Sarratea le habÃa encargado al mismo Otorgués a cambio de muchas monedad de oro. Buenos Aires, a la fuerza, aceptó la independencia entrerriana, que luego se encargarÃa de anular en los hechos, pero rechazó los planteos federalistas de los enviados de Artigas como antes habÃa rechazado a los enviados a la Asamblea del año XIII.
Dice el profesor Mauricio Castaldo, que vive en MarÃa Grande, que el 22 de Febrero de 1814 nació polÃticamente Entre RÃos como territorio autónomo en el combate del Espinillo. Ese dÃa -recuerda- una columna de orientales -la Banda Oriental era una provincia más- enviados por Artigas y capitaneados por Otorgués vino a apoyar a las fuerzas entrerrianas comandadas por Hereñú, y juntos derrotaron completamente el ataque centralista encabezado por el barón de Holmberg.
“Después del triunfo se declaró la independencia de Entre RÃos, la soberanÃa particular del pueblo entrerriano confederado en la Liga artiguista revolucionaria. Hasta ese momento, Entre RÃos habÃa sido el patio trasero de Buenos Aires y Santa Fe, que se repartÃan las decisiones, la riqueza y el poder. Entre RÃos pasó a ser entonces uno de los Pueblos Libres de la Liga Federal artiguista hasta 1820, año en que el proyecto federalista original fue traicionado y derrotado. El proyecto federal era muy claro: independencia sudamericana, autonomÃas con mayúsculas -y no provincias con minúsculas- y confederación tenÃan que ir de la mano, porque no iba a haber independencia verdadera y libertad sin autonomÃas, y no iba a haber pueblos libres sin lucha común federada por la independencia”.
* Publicado originalmente en AIM.
* Arroyo Espinillo, donde se desarrolló la batalla del mismo nombre que dio origen a Entre RÃos. Foto: www.columnaartiguista.blogspot.com
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