El Fuerte de Parana
El traslado de Santa Fe fue dispuesto en 1.649. La pobreza de la población y los muchos padecimientos dilataron la conclusión del traslado hasta el año 1.660, en que quedó totalmente establecida la nueva ciudad, en su sitio actual con el nombre de Santa Fe de la Vera Cruz. Fue por ello que la otra banda comenzó a poblarse pues en la Baxada de Santa Fe , después Baxada del Paraná era donde hacÃan pie los viajeros que por tierra se dirigÃan a Corrientes, al Paraguay o a Misiones.
Los santafecinos hallaron en ellas tierras feraces y relativamente tranquilas, con lo que bien pronto fueron varios los establecimientos ganaderos instalados, que darÃan con el tiempo la miel y la leche a la sufrida ciudad progenitora.
FavorecÃan el establecimiento de pobladores el hecho de estar vigente la paz firmada por Hernandarias con el cacique Yasú de una tribu charrúa, de las vecindades de la Bajada.
Para ayudar a los incipientes establecimientos de la comarca paranaense se hizo, en 1.662, por el gobernador del RÃo de la Plata Don Alonso Mercado y Villa Corta, un tratado de paz con tribus cayaguatáes, tocagües y vilos. Dichas tribus debÃan recluirse y poblar en esta banda del Paraná dos leguas al sur de la Baxada.
Estos acuerdos con diferentes tribus ayudaron al desarrollo de la incipiente población que se fue nutriendo de españoles, criollos y mestizos, indios reducidos e indios encomendados que fueron trasladados desde Santa Fe.
El 15 de julio de 1671 el Cabildo de Santa Fe dispuso que los indios tocagües de la encomienda del Maestre de Campo Don Francisco Arias de Saavedra – Santa Fe – se aceptaran en esta Banda del Paraná, por considerar el lugar mas apropiado para establecer dicha tribu.
Para 1715 el puertecillo habÃa cobrado cierta importancia y el caserÃo se habÃa incrementado en la ribera de la Baxada y estaba integrado por españoles e indios. Los primeros principalmente oficiales y soldados de la milicia santafecina. La abundancia de ganado, la fertilidad del suelo, y la relativa pacificación de los indÃgenas daban las condiciones propicias para el poblamiento. La población del lugar fue desarrollándose lentamente adquiriendo cierto acrecentamiento, tanto en la zona ribereña cercano al antiguo desembarcadero, como en los campos que se extendÃan bordeando el Paraná, sin que se hubiesen realizado las ceremonias acostumbradas al fundarse una ciudad hispana; no hubo elección previa del terreno, se careció del rollo de la justicia y del acta fundacional; pero las condiciones eran propicias para el poblamiento; habÃa abundante ganado cimarrón, el suelo era fértil, no faltaba agua, ni leña y por el momento se mantenÃa una relativa paz con los indios.
Ya para esta época el caserÃo de los primeros vecinos se habÃa elevado a las colinas donde se plantó el corazón de la futura urbe, en razón de ser una posición dominante para la defensa y poseer mejores condiciones climáticas.
En 1.725 los indios avipones tenÃan un duro trance con Santa Fe. El Cabildo resolvió el 2 de julio trasladar la población a la Baxada, como última medida. Al año siguiente recrudeció el ataque y el Cabildo ordeno se hiciera efectiva la emigración a la Baxada, pero a fines de 1.726 y 1.727, los payagües asolaron las tierras entrerrianas, desde el RÃo Feliciano a la Baxada. Otros indios atacaron las chacras próximas a Santa Fe. Por esto las Autoridades Santafecinas dispusieron el levantamiento de un fuerte en la Baxada. En 1730 los indios atacaron nuevamente la Baxada , por lo que el Cabildo de Santa Fe, a indicación del Gobernador Zabala, dispuso el 18 de noviembre la construcción de dos nuevos fuertes en la costa entrerriana. Además el nombrado mandatario se preocupó antes las autoridades Eclesiásticas para que fueran creadas nuevas parroquias y curatos, porque ellos eran los mejores pilares para el poblamiento.
Fue asà como resultó favorecida la Baxada del Paraná con la creación de su parroquia, por el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires, el 23 de octubre de 1.730, con anterioridad la atención religiosa se hacÃa periódicamente por el PresbÃtero Maestro Miguel de Barcelona, en la Capillita de la Inmaculada Concepción, que se levantó en forma de modesto rancho, en el sitio en que se yergue, actualmente la magnÃfica Catedral de Paraná. El PresbÃtero Maestro Miguel de Barcelona fue el primer sacerdote de la Bajada, salvo algunos Misioneros.
Con la creación de la Parroquia se inició la organización de estas tierras que llegarÃan a ser la Provincia de Entre RÃos. La Parroquia fue un importante centro religioso, polÃtico y administrativo, que constituyó un aporte extraordinario al desarrollo no solo en la comarca de la Bajada del Paraná, sino de todo el territorio entrerriano.
El ranchito de la Inmaculada Concepción era pobre a más no poder. En presencia de ello el Sargento Mayor Don Esteban Marcos de Mendoza, vecino de la Bajada, estanciero, militar, encargado de la defensa de la población, contrajo el compromiso de construir a su costa otra nueva capilla.
La Capilla de la Bajada ejercÃa una incontestable influencia sobre la población aborigen, merced a las condiciones personales del Párroco, pero esto no obstante la Ãndole rebelde de los indios que se hacÃa sentir de tiempos en tiempos, con sus ataques al vecindario de los campos. El decreto por el cual se resolvió crear la Parroquia de la Bajada, posee una extraordinaria importancia para nuestro pueblo, ya que significó la primera determinación de las autoridades españolas en procura de la organización del territorio. Con la nueva autoridad gubernativa surge entonces con caracteres propios el primer pueblo entrerriano, correspondiendo a su parroquia ejercer, tantos los asuntos religiosos, como los administrativos y polÃticos. El cura párroco era un funcionario público que tenÃa a cargo diferentes tareas. El Párroco de esta nueva Parroquia fue el padre Francisco Arias Montiel.
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