La Delfina - Un Gran Amor

La Delfina llegó al Arroyo de la China, actual Concepción del Uruguay, prisionera, junto a otros portugueses, de Francisco Ramírez y Estanislao López luego de la batalla de Cepeda en 1820. Según consta en el acta de defunción, de origen portugués; tal vez, hija o descendiente de algún noble virreinal del Brasil. En una de las versiones que se narran, esta mujer de 19 o 20 años, joven, atractiva, de cabello largo y oscuro, ojos grandes y tez blanca impactó a Ramírez apenas la conoció, quien la envío a casa de su propia madre, doña Tadea Florentina Jordán.
Poco tiempo después, el caudillo dejó a Norberta Calventos, aquella novia con quien se había comprometido. La Delfina les había cambiado el rumbo, pero ¿qué las diferenciaba a estas dos mujeres unidas por el amor de Ramírez? Norberta Calventos lloró y vistió de luto hasta el día de su muerte. La portuguesa tuvo como premisa acompañar al caudillo aún en los campos de batalla.
Decidida y obstinada, pidió al líder ser coronela de su ejército; vistió de militar: chaquetilla roja con alamares dorados, bombacha azul, botas negras y un sombrero color bordó a la chamberga adornado con plumas de avestruz. Cuentan que Ramírez decía: “Cuando miro la tropa y veo el sombrero me quedo tranquilo”.
“Los veo, los imagino apasionados en el fragor de la batalla, imagino que su amor era tan apasionado como el de Simón Bolívar con sus amantes”, dijo a ALGARROBA Graciela Bascourleguy, directora del Archivo Histórico de la Provincia de Entre Ríos.
Hacia fines de 1820 Ramírez declaró la República Entrerriana, actual Mesopotamia argentina. Elegido por el voto popular ocupó el cargo de Supremo Entrerriano, estableció leyes y reglamentos, introdujo la bandera y un escudo en el cual dejó representada una de las plumas que usara La Delfina. ¿No era éste el reconocimiento a su compañera en la vida y en la lucha?
Su corazón tenía dos pasiones: la unificación de los pueblos y La Delfina; así las llevó prendidas, tomadas de la mano, protegidas en su poncho al ritmo de la tropilla.
En julio de 1821 se acercó el fin y la última de las batallas: El Supremo se dirigió con La Delfina y unos pocos hombres hacia San Francisco del Chañar, Córdoba, perseguido por soldados de su anterior aliado, Estanislao López. La portuguesa se retrasó, tropezó su caballo y quedó atrás; los soldados contrarios la alcanzaron, intentaron quitarle la ropa y sus adornos. Ella gritó y el caudillo regresó a buscarla pero no pudo llegar. Mientras iba en su caballo lanzado en la carrera, recibió un balazo en el pecho que lo tiró al suelo y su vida se desintegró.
El destino era otro: La Delfina, al verlo morir casi enloquece de dolor. El cuerpo del caudillo habría quedado abandonado en el campo de batalla, mientras que su cabeza fue embalsamada y entregada a Estanislao López, quien la expuso dentro de una jaula en el cabildo de Santa Fe.
La portuguesa regresó al Arroyo de La China junto a esos pocos soldados que quedaron del ejército de Ramírez. Nomucho más se supo de ella después. Algunos dicen que vivió en la casa de doña Tadea Florentina Jordán. También se dice que aventuró un romance con un tal capitán Puentes o Portes y que Lucio Norberto Mansilla, siendo gobernador de Entre Ríos, la mandó a llamar, porque la pretendía, sin embargo ella se negó. Mansilla fue soldado distinguido en la tropa de Ramírez, pero también fue, junto a López, uno de sus traicioneros.  
La Delfina murió en el Arroyo de la China el 27 de junio de 1839. El acta de defunción menciona, además de su nacionalidad portuguesa, que era soltera y que no recibió los sacramentos. Su cuerpo fue enterrado al día siguiente en el antiguo cementerio local. En la actualidad, sobre ese cementerio está plantado el barrio La Concepción, de la actual ciudad de Concepción del Uruguay. Su tumba  no se ha podido identificar.  
Tal vez La Delfina no fue morocha ni portuguesa, tal vez la sucesión de hechos no son en verdad como se cuentan, pero lo cierto es que ella fue la compañera afectiva y la compañera de lucha del caudillo Francisco Ramírez. Hoy nos queda el misterio de la historiavuelta leyenda a traves de la memoria oral que la recuerda y la recrea en su literatura "Porque a su lado en el grupo/ va La Delfina, esa Hermosa/ que en todas las correrias/junto a el peligra, animosa", asi la inmortalizo el poeta Leopoldo Lugones.
Historias, leyendas y ficciones literarias se fusionan alrededor de este personaje construyendo un relato que describe el amor y la participacion politico militar de una mujer entrelazada con el mundo del caudillismo entrerriano.

 

La Delfina a través de la literatura
Chacarera del Río Seco (fragmento)
Se va el Supremo entrerriano/ por San Francisco a Río Seco/ en retirada y peleando contra Bedoya y Orrego.// Le quedan muy pocos gauchos/ muy lejos su patria chica/ ya no verá a Entre Ríos/ por defender su Delfina.// yaguareté,/ que despierta su fiereza/ así era Pancho Ramírez/ en defensa de su amor.
Letra y Música: Linares Cardozo, 1963.

Romance del Río Seco (fragmento)
La historia de La Delfina/ no sufrió ya otro percance/ hasta el año treinta y nueve/ que fue el de su último trance.// Yo no sé si la curaron/ con hierbas, magias o creces/ y en viernes huacho que llaman/ al que es quinto algunas veces.// Pero aislada en su desdicha/ sin reproches ni lamentos/ falleció en la soledad/ privada de sacramentos.
Leopoldo Lugones, Romance del Río Seco, AGEA, S.A., Bs. As., 2001.

Pancho Ramírez y La Delfina
Había una vez un caballero que se llamaba Francisco Ramírez, pero le decían Pancho.
Un día, Pancho tuvo que ir a pelear a la guerra, pero el problema era que él tenía una novia que vivía en una casa muy linda, pero en la guerra conoció a otra que se llamaba Delfina y se enamoraron.
El tenía un ejército que se llamaba “Los Dragones de la Muerte” y La Delfina iba siempre con él porque era la coronela del ejército.
Un día los enemigos los atacaron y quisieron llevarse prisionera a La Delfina, entonces Pancho fue a defenderla y los enemigos lo mataron y le cortaron la cabeza.
La Delfina se quedó muy triste, pero se murió muy anciana. Está enterrada en la Concepción.
Jorge E. Morad (10 años)

La Delfina
La Delfina, la novia de Pancho Ramírez, el Supremo Entrerriano está enterrada en La Concepción.
Dicen que aquí al lado de la capilla estaba el antiguo cementerio, y que en algún lugar estaría la tumba de María Delfina, hay un monumento en el patio de la capilla.
Yo imagino que La Delfina era una mujer joven, de cabellos largos, de piel clara, de ojos grandes de color celeste, que era de estatura mediana, y que tenía una voz muy linda.
A veces la imagino vestida de soldado con armas y uniforme y otras con ropas de mujer con un vestido blanco y con el cabello atado.
Un anciano me contó que en las noches de tormenta se puede oír a las tropas de Ramírez que vienen a buscar a La Delfina.
Yo creo que esto es verdad, y me gusta que el Pancho haya muerto por defenderla.
La Delfina es un personaje importante de mi barrio.
Iván González (8 años)

Relatos breves de la producción del taller “Los gurises de la Concepción, la concepción de los gurises”, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Programa Identidad Entrerriana- CFI, febrero de 2007.

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