Parana - El Puerto Viejo Parte 1
El Nacimiento
Paraná, territorio al que los primeros habitantes españoles llamaron “La Baxada” -por el prominente camino que desembocaba en el río- comenzó a poblarse cuando Santa Fe se muda, de su emplazamiento originario, Cayastá, a su ubicación actual. La Baxada quedó bajo la jurisdicción del Cabildo de Santa Fe hasta 1813, cuando, en Asamblea General Constituyente, se eleva a este pequeño poblado a la categoría de Villa. La zona que actualmente ocupa el barrio de Puerto Viejo, al pie de este prominente camino y extendiéndose por la costa hacia el este, se convirtió en un desembarcadero tanto para los nuevos pobladores como para los viajeros que se dirigían a Corrientes y Paraguay. La prominente rivera y un arroyo, el actual Aº Antoñico, que permitía a los barcos entrar hasta el borde mismo del caserío, lo signaron como el puerto que más tarde tomaría mayores proporciones.
Muchos pobladores de la otra costa (Santa Fe), se sintieron atraídos por las bondades de las tierras entrerrianas, por lo cual debieron establecer tratados de paz con varios grupos indígenas para poder instalarse definitivamente, sin embargo los continuos ataques de los nativos a esta pequeña población concluyó con el exterminio de estos aborígenes. El caserío creció lentamente, extendiéndose a comienzos del siglo XVIII por la costa y sobre las barrancas, e instalándose a unos 5 km. de la zona portuaria, donde hoy se ubica la Plaza 1º de Mayo, en la zona céntrica de la ciudad.
Fuerte del año 1727, emplazado en la actual Plaza 1º de Mayo
Datos históricos interesantes, nos llegan a través de los relatos de diferentes viajeros que pasaron por estas tierras.
La política liberal seguida a fines del siglo XVIII comienza a acentuar el progreso de Paraná y crecen notablemente las industrias, provocando una corriente migratoria formada en su mayoria por vascos y catalanes, quienes impulsaron el movimiento comercial con renovadas posibilidades en la actividad portuaria.
Puerto Viejo, fue pasando por diferentes etapas que lo modificaron en su evolución y conformación. En los comienzos se perfilaba como un barrio de trabajadores forjado en la cohesión de los vecinos de Santa Fe y los nuevos inmigrantes europeos, que supieron apreciar sus riquezas naturales y vislumbraron el tesoro que contenía su ubicación estratégica.
Hacia fines del 1800, cuando Paraná vuelve a ser capital de la provincia, se experimenta un importante progreso en todos los niveles: en lo comercial, en lo urbano y lo social; progreso que sigue manifestándose en el siglo veinte, convirtiendo a la ciudad en el centro comercial más importante de Entre Ríos. Una capital que cuenta con aguas corrientes, importantes obras de salubridad, adoquinado, luz eléctrica, un nuevo puerto y nuevos medios de comunicación, tanto fluviales como terrestres. En el centro se multiplican los hoteles, confiterías, restaurantes, cafés y billares, y también en la zona de Puerto Viejo, que mantenía un importante movimiento comercial, a pesar de haber sido reemplazado el puerto de ultramar.
Siguen funcionando los astilleros, el almacén naval, y otros comercios relacionados a la actividad portuaria, aparte de importantes industrias, fábricas y casas comerciales.
Un dato a tener en cuenta son las cifras del censo nacional de 1914, que registra un total de 36.089 habitantes, ocupando Paraná en 10º lugar entre las ciudades argentinas. Y a fines de la década del ´30 esta cifra se duplicaba.
Entre las principales fábricas asentadas en Puerto Viejo se destacan la Compañía General de Cerámicas (Coceramic), que data del año 1934, y aún tiene vigencia, la Fábrica de Cemento “Portland San Martín”, que empezó a funcionar a principios de 1938; también estaba la Hierland, fábrica laminadora de acero y metales y las plantas de almacenamiento y distribución de combustibles ESSO e YPF. Dichas industrias, proporcionaron una importantísima fuente de trabajo para los vecinos del barrio.
Esta zona, no quedaba al margen del progreso de la ciudad y se perfilaba como un barrio obrero, donde el clima portuario perduraba y muchos paranaenses seguían encontrando en esta zona, un lugar activo y una fuente laboral.
Artistas
Puerto Viejo ha sido un lugar convocante para artistas de todo tipo. Pintores, fotógrafos, narradores, poetas, músicos y artesanos, encontraron en este barrio un lugar de inspiración.
Lo representaron en poesías, cuentos y canciones, en grabados y pinturas de época, en fotografías antiguas y, como ejemplo de esto lo podemos ver, hasta en el Escudo Municipal, lo que devela la importancia de esta zona en la vida de los paranaenses.
Sin lugar a dudas el pintor más destacado del barrio, no solo por la grandeza y trascendencia de su obra, sino también porque allí vivió, fue Cesáreo Bernaldo de Quiros. Este artista mundialmente reconocido, dejó su impronta en el barrio y en toda su gente. También Manuel Marchesse, un italiano que sorprendió a Paraná con su extravagancia, vivió y tuvo su atelier allí. Castellán, Maristany de Trias, Gargatagli, Linares Cardozo y Nux, entre otros, se han inspirado en el viejo puerto. También han retratado este lugar, dejándonos un testimonio valiosísimo, pero esta vez con una cámara fotográfica, Cirilo Amancay Pintos y Carlos O. Prá , por nombrar sólo dos de los más reconocidos fotógrafos locales. Sabemos, por algunos datos históricos, y también por las invalorables obras de Quirós, que en Puerto Viejo se festejaban los carnavales. Allí, la danza y la música formaron parte de su esencia casi desde los comienzos de su historia. Actualmente, este barrio sigue conmoviendo a los artistas e inspirando canciones. Su río, su arroyo, sus casas, su gente ha penetrado en lo más profundo de aquellos que han demostrado, con el arte de combinar los sonidos, el amor a nuestra tierra. Linarez Cardozo, Miguel “El Zurdo” Martínez, Walter Heinze, Carlos Aguirre, entre otros tantos artistas que han honrado nuestra cultura y le han cantado a nuestra tierra, río y gente.
Entre los más grandes poetas locales, que se inspiraron en este barrio, están Marcelino Román quien vivió en un rancho, al que llamó “El Corazón interminable” a la vera del Antoñico, y nos regaló una poesía única, que nos expresa como pueblo y que también rescata del olvido formas características del castellano hablado en Entre Ríos. Ana María Garasino, Guillermo Saraví, Martínez Tenreyro, Amalio García, entre otros, han pasado por Puerto Viejo sin resistir la tentación de plasmar en un papel, parte de su belleza.
Estos artistas nos devuelven la esencia de este lugar, su belleza característica, lo que hoy cuesta encontrar a simple vista, pero que ellos supieron ver y valorar y está en la memoria de su gente. Queda poco en Puerto Viejo, de aquella movida cultural de antaño, pero aún sigue siendo un lugar de inspiración e inspirados…
El artista colombiano Fernando Botero sostiene que “el arte tiene una fuerza poderosa en el sentido de que es testigo de la civilización, es lo que queda. Esa es su gran fuerza, pero no es una fuerza inmediata, es una fuerza de futuro“… y quizás, ese futuro ya haya llegado..
La Fundación de la República de Puerto Viejo
Suceso que no ha sido considerado ni siquiera por los más minuciosos historiadores locales, fue un hecho real, ocurrido en el barrio de Puerto Viejo en Paraná, en el año 1932. Un grupo de personajes reconocidos de nuestra ciudad, se reunió en la Parrilla de Oliva, un habitué del barrio, para fundar la Magna y Soberana República. Prueba de ello se encuentra en un artículo, del extinguido periódico local “Comarca”, publicado el 14 de junio de 1937, y titulado “Un Singular Aniversario se ha Cumplido Silenciosamente Entre Nosotros. La República de Puerto Viejo Cumplió su Primer Lustro de Existencia”. Y recién en 1998 este hecho vuelve a ser noticia, cuando el museólogo Andrés Petric, en ese entonces encargado del Museo Barrial de Puerto Viejo y Cuesta los Vascos, publicara un artículo en El Diario, basándose en este otro, donde reproduce aquel acta de fundación y nos devuelve ese fragmento de historia “perdida”.
Recuperar esta anécdota es parte del camino que hemos de seguir en pos de darle a Puerto Viejo la importancia que merece, como rincón histórico de la ciudad; y por lo cual, ello no solo debería ser preservado sino también divulgado.
A estos “fundadores” se los acusó de haber bebido algunas copas de más aquella fría noche de invierno, sin embargo creemos que para escribir esas actas, hace falta algo más que unas copas de vino. Sin dudas esa gente amaba Puerto Viejo; y la historia no la construyen solo los grandes personajes, sino, también, la gente común y corriente, gente como esta.
El hecho de fundar una “República”, tiene antecedentes en otros barrios de nuestro país, como por ejemplo en los barrios porteños de La Boca y San Telmo, así como también el barrio cordobés San Vicente. Estas republicas tienen puntos de coincidencias, como por ejemplo, el hecho de que en ellas participen artistas locales.
Fuente: http://puertoviejoparana.com.ar
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