Historias de Parana - La Catedral
LA CATEDRAL DE PARANA
Puede, pues, afirmarse, sin exageración, que la sencilla, pero noble, cuna de la ciudad de Paraná se meció bajo la egida protectora y maternal de su celestial patrona, la virgen del rosario, cuya pequeña y venerada imagen toda conocen en esta ciudad. Imagen que va a cumplir pronto dos siglos de culto en este pueblo, – que la recibió, como un regalo del cielo, de santa fe, después que fuera retirada del vecino pueblito de san José del rincón, que una grande y larga inundación había destruido, al parecer, para siempre, a principios del siglo antepasado.
En el solar que hoy ocupa nuestra conocida catedral, han existido cuatro templos, de estilos, dimensiones y calidad correspondientes a las necesidades y recursos de sus respectivas épocas.
El primero fue un largo rancho pajizo, un lujo para aquellos contados, pobres y sencillos pobladores de hace dos siglos.

Lo levanto el citado cura maestro arias de Montiel.
El segundo, algo más amplio y mejor que el primero, estuvo ubicado más al sud que el precedente. Duro unos ochenta años. Poco valía como edificio y lugar dedicado al culto católico.
El 11 de noviembre de 1807, el entonces cura párroco de esta, presbítero doctor Antonio gil de obligado, bendijo y coloco la primera piedra del tercer templo parroquial de Paraná, que tardo más de veinte años de concluirse totalmente; y que es el mismo que muchos de los actuales vecinos de esta ciudad han conocido. Este edificio fue destruido para dar lugar a la actual catedral, cuya piedra fundamental fue colocada y bendecida, el 1 de enero de 1883, por el señor obispo doctor José María Gelabert.
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