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Batalla de Caseros


En la Batalla de Caseros, ocurrida el 3 de febrero de 1852, el ejĂ©rcito de la ConfederaciĂ³n Argentina, al mando de Juan Manuel de Rosas, Encargado de las Relaciones Exteriores de la ConfederaciĂ³n Argentina, fue derrotado por el EjĂ©rcito Grande, compuesto por fuerzas del Brasil, el Uruguay y las provincias de Entre RĂ­os y Corrientes, liderado por el gobernador de Entre RĂ­os, Justo JosĂ© de Urquiza, quien se habĂ­a sublevado contra Rosas el 1º de mayo de 1851 en que lanzĂ³ el llamado Pronunciamiento de Urquiza.
La batalla culminĂ³ con la victoria del EjĂ©rcito Grande y la derrota de Rosas, que el mismo dĂ­a renunciĂ³ al gobierno de la provincia de Buenos Aires.

La batalla

Al amanecer Urquiza hizo leer a sus tropas una proclama:

¡Soldados! ¡Hoy hace 40 dĂ­as que en el Diamante cruzamos las corrientes del rĂ­o ParanĂ¡ y ya estabais cerca de la ciudad de Buenos Aires y al frente de vuestros enemigos, donde combatirĂ©is por la libertad y por la gloria!.
¡Soldados! ¡Si el tirano y sus esclavos os esperan, enseñad al mundo que sois invencibles y si la victoria por un momento es ingrata con alguno de vosotros, buscad a vuestro general en el campo de batalla, porque en el campo de batalla es el punto de reuniĂ³n de los soldados del ejĂ©rcito aliado, donde debemos todos vencer o morir!.
Este es el deber que os impone en nombre de la Patria vuestro general y amigo.
Justo José de Urquiza.
La batalla durĂ³ 6 horas y se desarrollĂ³ en la estancia de la familia Caseros, situada en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, actualmente el campo de batalla se encuentra en los terrenos del Colegio Militar de la NaciĂ³n.
Lo llamativo de este enfrentamiento es que habiendo chocado 46.000 hombres desde las 9:00 hasta cerca de las 15:00 en un radio de acciĂ³n no demasiado amplio, las bajas fueron reducidas: apenas 100 Ă³ 120 hombres muertos en combate.
Urquiza no dirigiĂ³ la batalla: cada jefe hizo lo que quiso. Urquiza mismo, en un acto imprudente para un general en jefe, cargĂ³ al frente de su caballerĂ­a entrerriana contra la izquierda de la lĂ­nea enemiga.
Entretanto, la infanterĂ­a brasileña, apoyada por una brigada uruguaya y un escuadrĂ³n de caballerĂ­a argentino, tomĂ³ el El Palomar, curiosa construcciĂ³n circular destinada a la crĂ­a de palomas — que sigue en pie — situada cerca de la derecha rosista. Una vez que los dos flancos cedieron, sĂ³lo el centro continuĂ³ la batalla, reducida a un duelo de artillerĂ­a y fusilerĂ­a. La Ăºltima resistencia fue dirigida por dos unitarios: la infanterĂ­a de DĂ­az y la artillerĂ­a de Chilavert. Como se le terminaron las balas, Ă©ste mandĂ³ recoger los proyectiles del enemigo que estaban desparramados alrededor suyo y disparĂ³ con Ă©stos. Y cuando no hubo nada mĂ¡s que disparar, finalmente la infanterĂ­a brasileña pudo avanzar, marcando el fin de la batalla.


Fuente: wikipedia.org

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