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El origen de la Paleontología en la Argentina. Paleontología en el Carcarañá.

ORIGEN DE LA PALEONTOLOGIA ARGENTINA

La paleontología argentina tiene su inicio en las observaciones y descubrimientos de fósiles en el Carcarañá, efectuados primero por el Padre Guevara, un español que había llegado al Virreinato en el año 1734 y permaneció en él hasta la expulsión de los jesuitas creyó haber encontrado en 1740 algunos vestigios de “gigantes en el Carcarañá” por lo que escribió admirado:

“Los gigantes, torres formidables de carne, que en solo el nombre lleva el espanto y asombro de las gentes, provocan ante todas las cosas nuestra atención, no se hallan al presente, pero antiguos vestigios, que de tiempo se descubren sobre el Carcarañal y otras partes, evidencian que los hubo en tiempo pasado. Algunos convencidos con las reliquias de estos “monstruos” de la naturaleza, no se atreven a negar claramente la verdad, pero retraen su existencia al tiempo antediluviano... yo no me empeñaré en probar que los hubo antes del diluvio, pero es muy verosímil que después de él poblasen el Carcarañá, y que en sus inmediaciones y barrancas tuviesen el lugar de su sepultura. Lo cierto es que de este sitio se sacan muchos vestigios de cráneos, muelas y canillas, que desentierran las avenidas, y se descubren fortuitamente. Hacia el año de 1740 vi una muela grande como un puño casi del todo petrificada, conforme en la exterior contextura a las muelas humanas, y sólo diferente en la magnitud y corpulencia”.

Otro jesuita, el Padre Thomas Falkner, dejó también su apreciable testimonio sobre estos tempranos descubrimientos de fósiles en el Carcarañá:

“En los bordes del río Carcarañá, como a unas tres o cuatro leguas antes de su desagüe en el Paraná, se encuentra una gran cantidad de huesos, de tamaño descomunal, y que a lo parece no son humanos por sus dimensiones”.

El mismo relato se completa con la descripción de un hallazgo que parece ser el del primer gliptodonte a orillas de este río:

“Yo en persona descubrí la Coraza de un animal que constaba de unos huesecillos hexagonales, cada uno de ellos del diámetro de una pulgada cuando menos; y la concha entera tenía más de tres yardas de una punta a la otra. En todo sentido, no siendo por su tamaño, parecía como si fuese la parte superior de la armadura de un armadillo, que en la actualidad no mide más que un jeme de largo”.

De esta manera el sacerdote jesuita Thomas Falkner se convierte en el descubridor del primer gliptodonte en la Argentina.

Los hallazgos de seres “gigantes” y “antiguos” abundan a lo largo de esta zona: por ejemplo, en la desembocadura del Carcarañá (actual Puerto Gaboto) unos vecinos descubren el esqueleto de una especie de “yacaré monstruoso”, que posteriormente el sabio naturalista francés Alcides Dessalines D´Orbigny calificó 

como megaterio, lo cierto es que el nombre de Carcarañá estuvo en boca de los sabios de todo el mundo instalados en los centros científicos de París, por lo extraordinario del descubrimiento.

NOTA: Aunque no se tienen noticias de que se hayan conservado esos descubrimientos de los dos padres jesuitas, en el museo de Historia Regional de la ciudad de San Lorenzo y en el Museo Arqueológico Regional “Cara-Cará-Añá” de la ciudad de Carcarañá, se exhiben, actualmente, otros valiosos materiales arqueológicos y paleontológicos, hallados a lo largo del siglo XX y el actual.

IV Congreso de la Historia de los Pueblos de la Provincia de Santa Fe. Ricardo Alberto Celaya.

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