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Historias de Coronda - Cronicas de 1919

Hay pueblos en la república, que han mantenido inalterada su antigua fisonomía, sus características criollas.
Pueblos ideales para el que quiera entregarse a la vida intelectual y escribir libros, verdaderos retiros, donde uno se encuentra transportado cien años atrás.
Coronda es uno de estos centros tipicos, un pueblo eminentemente criollo. Hay meses que los pasajeros casi no llegan allí.
— Hemos quedado todo noviembre y parte de diciembre
— me decia con acento desconsolado el mozo del hotel
— que gracias si hemos visto tres o cuatro clientes de afuera
Las calles de Coronda son angostas como las de las antiguas ciudades de mar. Pesadas, arenosas.
Los edificios viejos y bajos; aquí y allá ranchitos destechados y abandonados, otros rodeados por naranjos y abrigados por parrales; pequeñas huertas en las que prevalece el cultivo de las papas, del zapallo y del choclo.
Coronda llegó a ser por veinte y cuatro horas capital de la República Argentina, cuando don Justo José de Urquiza efectuó el paso del Diamante con el ejército libertador.
En la plaza principal de Coronda existe un monumento a Urquiza, que si no es una obra de arte, por lo menos, pone en evidencia la buena intención de los corondinos.
La señorita María Margarita Gervasoni, directora dé la Escuela Normal Mixta de Maestros Rurales, me decía:
— Que le parece, señor... Coronda ha sido la primera ciudad argentina que ha reconocido los méritos de Urquiza y le levantó un monumento...
A lo que no pude menos que contestar:
— Está segura que haya sido por los méritos de ürquiza o más bien por el hecho de haber elevado Coronda a Capital de la República... por agradecimiento,
vamos...
Creo que la señorita directora opinaba de la misma manera, pero.. . no quiso darme la razón, pues profesa un cariño profundo, una verdadera ternura a Coronda, en la que levantó una escuela normal, cuyos adelantos se deben a ella, que la considera como cosa propia.


El proyecto de creación de la escuela Normal Mixta de Coronda, fué presentado por el señor Carlos Arguimbau, entonces diputado de este departamento.

Fué aprobado y la escuela empezó a funcionar primero modestamente, luego se fué agrandando, consiguió establecer sus museos, sus laboratorios y, sobre todo, a dar maestros, cuyos títulos gozan de merecido aprecio en el concepto de los que dirigen establecimientos de educación en la provincia.
Desde el año 1910 hasta la fecha han salido de esta escuela 211 profesores y, precisamente el año 10, conseguía su diploma aquí la señorita Alfonsina Storni, cuyos delicados trabajos poéticos todos conocemos.

Hubo un caballero, el señor Jacinto Fernández, que instituyó un premio para el mejor trabajo de índole patrió-tica que presentaran a fin de año los alumnos de la Escuela Normal.
El premio consiste en un diploma y cien pesos moneda nacional, lo que sirve, sin duda, de estímulo para los que se sientan con aptitudes para los trabajos históricos.
Los actos de desprendimiento a favor de este pueblo por parte de las familias santafesinas de abolengo son numerosos.

El doctor Martín Eodríguez Galisteo, regaló terreno y edificio para la Biblioteca Popular; la señora Transito Cerda de Vázquez, el terreno donde debía levantarse el hospital; los esposos Bodríguez, el año 82, costeaban los gastos
de construcción del primer edificio del hospital, y fué cuando se fundó la Sociedad de Beneficencia, hoy presidida por la señora Rosa Meló de Giménez.

La señora Esmeralda Rodríguez,más tarde, edificaba la capilla del hospital; en fin, muchas han sido las contribuciones voluntarias de los pudientes con el objeto de beneficiar al pueblo, que, sin embargo... duerme.
Sin la Escuela Normal, la Jefatura de Policía y el Banco de la Nación, que puso sucursal hace cosa de tres años, Coronda dejaría de existir, pues puede decirse que vive con las entradas que le procuran los sueldos de los empleados.
Como la sucursal del Banco de la Nación abarca los pueblos de Arrocena, Barrancas, Gaboto, Larrechea, Maciel, Monje, Oroño, Puerto Aragón, San Fabián y los kilómetros 36, 39 y 42 del Ferrocarril Santa Fe, esto influye para que de vez en cuando lleguen de esos puntos interesados en operaciones bancarias.

La sucursal del Banco ha sido como una dosis de oxígeno, que ha venido bien para reanimar a Coronda.

Su ambiente es patriarcal, completamente de familia, donde nadie habla de trigo, maíz y lino, nadie protesta furioso en contra de la Royal Comisión por demora en la entrega de las bolsas, ni se manifiesta muy agitado por la falta de precio en los cereales. Un par de días en un pueblo así y el más hereje siente la necesidad de meterse en la casa del Señor. Y yo que no soy ningún hereje, con más razón: tan es así que no esperé el segundo día, atraído también por el aspecto humilde de la iglesia, un verdadero templo de campaña, de aquellos donde se suele rezar de verdad.

DR- A. VACCARI.

Caras y caretas (Buenos Aires). 5/7/1919

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