Sunchales - Historia Parte 1

El fuerte de Los Sunchales

En el año 1792, Prudencio María Gastañaduy, asumió la gobernación de la provincia de Santa Fe. Al hacerse cargo de las fuerzas de la frontera, cerró el paso al indio por el oeste, con la instalación del Fuerte de Primer Orden de Los Sunchales. Este fuerte, junto con otros, formaban una línea que tenía como misión cerrar el paso a los indios y resguardar el azogue que, proveniente de España, se trasladaba desde Buenos Aires hasta Perú.



El 11 de abril de 1796 se concretó la instalación del Fuerte y se construyó el mangrullo, sobre el cual se situaba el vigía o centinela, a fin de descubrir cualquier movimiento sospechoso, para prevenir un ataque de los malones de indios.

No se sabe con certeza si hubo cuatro cañones, pero debió haber ese número en razón de ser Los Sunchales un fuerte de primer orden. Estos cañones cumplían una misión de aviso a los pobladores, estancias vecinas y avanzadas, cuando se acercaban los indios.

Alrededor del Fuerte, se fueron alienando las casas con los primeros pobladores, quienes cultivaban la tierra, principalmente trigo y maíz, y criaban ganado.

En el Fuerte también se construyó una iglesia o capilla, para elevar el rango del lugar, que ya contaba con más de 1.000 habitantes.

La fortaleza estaba bien guarnecida, con una dotación de 60 soldados de frontera permanente, dos sargentos, tres cabos y la tropa.

Con la instalación del Fuerte de Los Sunchales, el comercio con Santiago del Estero, Tucumán y Perú tomó un gran impulso, por lo que se constituyó en un centro importante de concentración y comunicación.

Los habitantes de Los Sunchales, en su mayoría criollos, tenían sus diversiones y esparcimientos, como las carreras de caballos, la corrida del ñandú, la riña de gallos, las yerras, los naipes, etc. El dinero no escaseaba, por ser una estación de tránsito de comerciantes, funcionarios, jefes y oficiales del ejército, misioneros y personajes de la aristocracia.

La defensa del Fuerte y sus estancias y la vigilancia de los caminos, en un principio estuvieron a cargo de los soldados de frontera, luego por los blandengues, después por los escuadrones de la independencia y al final por las guardias nacionales.

Para la expedición al Paraguay, al mando de Belgrano, el Fuerte tuvo que entregar 60 blandengues de los 78 que estaban a su cargo, quedando casi sin protección. Una incursión de indios se encargó de desmantelarlo. También se dice que Belgrano mandó a retirar dos cañones de los cuatro que poseía el Fuerte.

En julio de 1828, un malón de indios atacó Los Sunchales, robando ganado y matando. En el año 1834, se produjo una nueva invasión de indios, con el objeto de robar caballos. Era necesario reforzar el Fuerte y el camino hacia el oeste, o sea a Santiago del Estero, por esa razón se crearon nuevos fortines y avanzadas en el norte. Como resultado se repobló el Fuerte en 1837 y nuevamente en 1865.

Hacia 1870, el Fuerte con sus Guardias Nacionales, había cumplido con su misión. Fue el centinela alerta que defendió su lugar, luchó contra el ataque de los indios por más de 100 años, contra el dominio español y contra los hombres que se oponían a su autonomía.
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