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Parana - El Inolvidable Puerto Viejo - Parte 6

PUERTO VIEJO DE PARANA

Lugar de Inspiración

Puerto Viejo ha sido un lugar convocante para artistas de todo tipo. Pintores, fotógrafos, narradores, poetas, músicos, artesanos, encontraron en este barrio un lugar de inspiración.
Podemos verlo representado en grabados y pinturas de época, en fotografías antiguas de la ciudad y hasta en el Escudo Municipal, lo que devela la importancia de esta zona en la vida de los paranaenses. Estas obras de arte inspiradas en Puerto Viejo, forman parte de nuestro patrimonio cultural.

Como acabamos de decir, una de las representaciones visuales más conocidas de esta zona, es la imagen plasmada en el Escudo Municipal. Esta obra pertenecería a Santos Domínguez y Benguria , quien la obsequiara a nuestra ciudad, un 25 de Mayo de 1.877.

En el Escudo Municipal podemos ver la calera, las barrancas y el muelle, patos sobre las islas y un marinero en una canoa, en perspectiva desde Puerto Viejo.




“…Al pié de la Barranca se ve una calera artificial demostrando la primitiva y principal riqueza o industria conocida y desarrollada, que sirvió de pié más tarde para echar los primeros cimientos de la población del Paraná (…) Enfrente de dicha calera se prolonga un muelle rústico de madera que va a dar al costado de una nave anclada en el río y que recibe la carga de la cal beneficiada con la piedra calcárea de la barranca en aquella calera, dándole animación a todo esto, algunos hombres que se ven ocupados en la faena de dicha carga, una canoa que se acerca a la orilla manejada por un marinero (…) Y por fin los atributos que circulan al escudo eran propios, significativos y emblemáticos del municipio de que se trataba; pues a un lado se figuraba un mazo de pajal de trigo ostentando en su extremo superior las doradas espigas como fruto de riqueza agrícola comunal y por el otro lado se veía un trozo de madera tosca como el elemento principal del comercio de estas costas del Paraná, terminando abajo con un ancla, representación de la marina o navegación ribereña del Litoral y un pedazo de piedra de conchilla y calcáreo que demuestra a la vez el elemento de riqueza que encierra la alta barranca o bajada como quedó dicho más arriba, todo esto simbolizaba en si la agricultura, el comercio, la industria y la navegación unidas con un lazo que con los delicados colores nacionales, campea al pié del escudo sobre una superficie sinuosa y llena de vegetación agreste…” 

“En el Escudo de la Municipalidad está el Gingibir, el barco de mi padre, era uno de los mejores barcos que había acá”, comentó en una entrevista, el Sr. Pedro Coronado , quien actualmente vive en la antigua casona familiar, hasta donde llegaban los barcos, antes de la construcción de la costanera, en 1932.


Las obras del reconocido pintor Cesáreo Bernaldo de Quirós , representan magníficamente diferentes aspectos de Puerto Viejo. Quirós dejó su impronta en el barrio y en toda su gente, no solo por la grandeza y trascendencia de su obra, sino también porque allí vivió y tuvo su atelier. “La casa rosada” (1937), “La casona rosa” (1943), “Luz primera” (1943), “Carnaval en Puerto Viejo” (1943), “La plaza de las Galeras” (1944), “Puerto sobre el río” (1945), son solo algunas de las tantas obras de Quirós que trazan la figura del barrio.


Luz Primera, 1943



Viejo astillero, 1945
Carnaval en Puerto Viejo, 1943

Manuel Marchese , un italiano radicado en Paraná, quien igualmente vivió y tuvo su atelier en este barrio. “Barrancas de Urquiza” (1933) y “Sol y niebla” (1936) son dos de las magníficas obras de Marchese, parte de la colección permanente del Museo Provincial de Bellas Artes. Otra obra de este prestigioso pintor, la podemos ver exhibida en el hall del primer piso del teatro “3 de Febrero”, una vista magnifica de la desembocadura del Aº Antoñico y la villa de los pescadores que hoy no existe y que se ubicaba donde ahora está el Club de Pescadores.


Desembocadura del Aº Antoñico s/f “Barrancas de Urquiza” 1933

El recuerdo de estas ilustres figuras también quedó en la memoria de algunos vecinos:

“A lo de Quirós venían los gobernadores Mihura, Tibileti y Laurencena, era todo pura alfombra roja, venía mucha gente de categoría. Yo era chico y me acuerdo, venían con los autos, hacían unos banquetes que Dios me libre! Y Marchese vivía donde esta el almacén de Bertín. Sabía ir a tachear al club de pescadores. Sacaba unos patíses lindos. Pintaba muy bien. Pintó una muchacha desnuda y le pagó muy bien y yo le hacía los mandados” .

Otros óleos que representan esta zona, y también están exhibidos en el teatro local, son las obras de los pintores Carlos Castellán y Luís Maristany de Trías . Artistas como Mario Gargatagli , Linares Cardozo, Augusto Nux, entre otros, se han inspirado en el viejo puerto, las barrancas y el río.


Los murales del pintor y fileteador Pocho Berón , embellecieron el barrio y tantos otros lugares de la ciudad.

Estado actual de algunos de los murales pintados


Por Pocho Berón, el fileteador de Puerto Viejo.

Tmbién han retratado esta zona, dejándonos un testimonio valiosísimo, pero esta vez con una cámara fotográfica, Cirilo Amancay Pinto , fotógrafo autodidacta que retrató a Puerto Viejo y otras localidades, quedando estos registros en 1100 placas negativas de gelatino bromuro y Carlos O. Prá , reconocido y destacado fotógrafo de Paraná.


Sabemos, por algunos datos históricos, y también por las invalorables obras de Quirós, que en Puerto Viejo se festejaban los carnavales. Allí, la danza y la música formaron parte de la idiosincrasia del barrio. Puerto Viejo siguió conmoviendo a los artistas e inspirando canciones. El río, el arroyo, las viejas casonas, la gente, se hacen presentes en “el canto paranasero”, como lo llama el cantautor Miguel “El Zurdo” Martínez. Canciones de Linares Cardozo, Ramón Ayala “el mensú”; el Zurdo Martínez, Walter Heinze, Anibal Sampayo, Carlos Aguirre, entre otros, han nombrado estas tierras, río y gente.


Miguel Martínez expresó en una entrevista, la importancia de la tradición oral que conservó obras que se perderán si no se las registra:


“… yo recuerdo en la infancia mía que los pescadores siempre chiflaban un chamamecito. Una vez me acuerdo que estábamos mojarreando en la costa, yo tendría diez años. Estaba mi viejo, el Polo, y un gurí se puso a chiflar El humahuaqueño. Y al ratito, mientras pescaba, silbó un chamamé clasico. Entonces mi viejo le preguntó: ‘¿lo primero que silbaste, dónde lo aprendiste?


--Ah, me lo enseñó la maestra de la Toma, allá arriba-


--¿Y el otro?


--Ah, ese es de acá, de las casas…” 


Otro poeta local, atraído por el viejo puerto, fue Marcelino Román , cuya poesía se refiere a las costumbres de la comarca y a la tradición que la arraiga. Vivió en una casa a la que llamó “El Corazón interminable” a la vera del Aº Antoñico y escribió una poesía que nos expresa como pueblo y que también rescata del olvido formas características del castellano hablado en Entre Ríos.


José E. Belbey, en su obra “Motivos entrerrianos”, le dedica al viejo puerto, palabras melancólicas y recuerdos de añoranza.






“El Estanque de Siloé”, novela de Ana María Garasino, del año 1927, está ambientada en Puerto Viejo, y si bien no podemos tomar como información verídica lo que se refleja en una obra de ficción, podemos afirmar que hubo una real preocupación por la autora en la recopilación datos acerca del barrio del viejo puerto. Es un error, sin embargo, su afirmación de que “solo el afán utilitario de los hombres generó el movimiento de esa zona”. Como se desprende de los relatos de viajeros, y de las obras de los diferentes artistas los factores fueron variados. Es contradictorio que señale “afán utilitario” y seguidamente “alegres excursiones”:


“…Antes fue Puerto Viejo un lugar puramente buscado con el afán utilitario de los hombres; sitio de pesquerías y de alegres excursiones; asiento de las autoridades de resguardo y campo activo de obreros y marineros.”


Amalio B. García, otro poeta local, creó el “Romance del Puerto Viejo” donde expresa nostalgia por el paso del tiempo y lo que el progreso se llevó .

Estos artistas dejaron huellas de Puerto Viejo que van desapareciendo si no ponemos los soportes actuales al servicio de la conservación y divulgación de estas obras que aportan a la identidad local en peligro de disgregación. El patrimonio cultural debe ser preservado, y cuando no lo es, ya sea por desconocimiento, negligencia o falta de planificación, vamos perdiendo poco a poco, los vestigios de nuestro pasado, y por ende, nuestra memoria colectiva.


Actualmente podemos ver el notable deterioro de los cuadros de Marchese, en el Museo Provincial de Bellas Artes de Paraná, donde paradójicamente este prestigioso pintor se desempeñaba como restaurador, por solo citar un ejemplo del evidente abandono de estas obras de arte. Lo mismo sucede con muchos de los artistas locales que no son reivindicados, ni divulgados en los ámbitos académicos de nuestra ciudad.


Otro ejemplo de la profunda inspiración que provocaba este barrio en las personas que lo frecuentaban, fue la Fundación de La República de Puerto Viejo. Este episodio protagonizado por personajes de singular sensibilidad, fue un suceso real, que no ha sido considerado ni siquiera por los más minuciosos historiadores locales.


Un grupo de hombres, en una fría noche de invierno del año 1932, se reunió en la Parrilla de Oliva, un comedor tradicional del barrio y fundaron la Magna y Soberana República de Puerto Viejo. Prueba de ello se encuentra en un artículo, del extinguido periódico local “Comarca”, publicado el 14 de junio de 1937 y titulado “Un Singular Aniversario se ha Cumplido Silenciosamente Entre Nosotros. La República de Puerto Viejo Cumplió su Primer Lustro de Existencia” ”.


Y así se sucedieron tantos otros “silenciosos” aniversarios, hasta fines de 1998 cuando el museólogo Andrés Petric, en ese entonces encargado del Museo Barrial de Puerto Viejo y Cuesta los Vascos, publicó un artículo en El Diario, basándose en el de “Comarca”, donde reproduce las actas de fundación y nos devuelve ese fragmento de historia “perdida”.




Acta de fundación y proclamación de la magna y soberana República de Puerto Viejo


En la sala de Asambleas de la Parrilla de Oliva, a cuatro días del mes de Junio del año mil novecientos treinta y dos, en noche memorable y fría. Nos, los representantes de los horizontes y su jurisdicción DECLARAMOS: Que es nuestra voluntad constituir la magna y soberana República de Puerto Viejo, cuyas armas y atributos heráldicos constan estampados en la presente, con plena hegemonía sobre su amplitud territorial, aguas adyacentes, claros de luna, salidas y puestas de sol y otras varias yerbas propias de la región, comprometiéndonos a defenderla y elevar su nombre sobre la haz de la tierra y en todo el ámbito de las constelaciones. Por todo esto PROCLAMAMOS: 1° La integridad territorial del nuevo Estado y su absoluta autonomía respecto de las demás naciones del Orbe. 2° Fijamos su capital, sede de las autoridades de la República, en casa de Calle Nicaragua N° 209 en pleno riñón de Puerto Viejo. 3° Regístrese, publíquese y archívese. Amén.




ACTA DE LA DESIGNACIÓN DE PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE PUERTO VIEJO 
Por la presente, dejamos testimonio de haber conferido al pintor Don Manuel Marchese los atributos de Presidente de la República de Puerto Viejo, con el uso de facultades extraordinarias, sobre el panorama de la jurisdicción, y el carácter de Restaurador de los paisajes naturales: Para constancia y memoria imperecedera, firmamos y rubricamos la presente acta, en la Sala de Asambleas de la Parrilla de Oliva, en la noche del cuatro de junio del año mil novecientos treinta y dos de los tiempos. Firman: F.E. Márquez, Carlos O. Para, Manuel Marchese, Silvano Santander, Ramón D. Maquieira, Segundo A. Villanueva, Reynaldo Ros, Juan Rogelio Caló, César A. Ferreira, H. Santángelo Cánepa, José M. Gangli, Amaro Villanueva, Oscar Ortiz, Virgilio Echagüe, Manrique Balboa Santamaría, David Lucero, Vicente J. Federik, Israel Lifschitz, Eloy F. López, Luis Martínez, S. Aurebach, Carlos Ventura, H. Digiovanni.
Esta anécdota resulta pintoresca, y nos muestra un Puerto Viejo visitado por personajes destacados en las artes y las letras locales; un lugar elegido para dejar fluir sus sentimientos. A estos “fundadores” se los acusó de haber bebido algunas copas de más aquella fría noche de invierno, sin embargo creemos que para escribir esas actas, hace falta algo más que unas cuantas copas de vino. El reconocimiento al lugar y sus paisajes se hace evidente en cada palabra y vemos en ellas una forma graciosa de expresar ese sentimiento de cariño hacia un lugar, hoy tan desvalorizado y desprotegido.






¿Quiénes eran estos hombres? Una breve reseña de algunos de ellos nos servirá para conocer mejor esta historia.


Comencemos por el Presidente de la República de Puerto Viejo don Manuel Marchese, que ya citamos anteriormente. Este prestigioso pintor italiano que se radicó en Paraná era el encargado de la conservación, catalogación y rotulación de las primeras obras del Museo Provincial de Bellas Artes. También fue fundador y profesor de pintura de la Academia Provincial de Bellas Artes. Vivió y tuvo su atelier en Puerto Viejo, posiblemente en Nicaragua 209, “capital de la República y sede de las autoridades de la misma”.


Carlos O. Prá, fue un prestigioso fotógrafo de Paraná, reportero de El Diario y colaborador de La Nación, La Prensa y revistas de la editorial Atlántida, participó de muestras nacionales e internacionales y tuvo numerosos discípulos. Silvano Santander era un reconocido periodista; director de los periódicos “Tribuna” (1927), “Libertad” (1930), “Democracia” (1931) y “El Tiempo” (1933) y fue posteriormente Diputado Nacional por la Unión Cívica Radical en los dos primeros gobiernos peronistas. Reynaldo Ros fue un reconocido escritor autodidacta, y atraído por las redacciones de los diarios, empezaba por esos años a publicar sus primeros escritos. “Era un enamorado de la belleza” según la valoración del escritor Luis Sadí Grosso, recopilador de todas sus obras . Héctor Santángelo Cánepa fue redactor del periódico local “El Tiempo”, administrador del teatro “3 de Febrero” y más tarde, fundador del “Teatro-Estudio Casacuberta”, uno de los teatros independientes más reconocidos del interior del país. Nuestro actual Anfiteatro Municipal lleva su nombre. Amaro Villanueva fue poeta, periodista, director del diario local “Comarca” (1937) y vicedirector del periódico “Entre Ríos”. Publicó “Versos para la oreja” (1930), “Exposición de la técnica para cebar” (1938), entre otros. Manrique Balboa, maestro rural y novelista, obtuvo en 1950 el primer premio otorgado por la Dirección Nacional de Cultura a la producción nacional en el ámbito de las letras por su novela “Montielero”. Vicente Julio Federik, Doctor en Ciencias Sociales y en Ciencias Empresarias, fue escritor y periodista de los diarios locales “El tiempo”, “El Diario”, “La Voz de Entre Ríos” y “La Mañana”.


Recordar un acontecimiento como este, no solo nos sirve para reconstruir parte de un momento histórico, también nos enseña a valorar lo que fue este lugar, lo que provocó en estas personas que lo frecuentaban y nos devuelve un rasgo de identidad y de sentido de pertenencia.



El hecho de fundar una República en un barrio, tiene antecedentes en otras ciudades de nuestro país. Así, La Boca, barrio de Buenos Aires, fue fundada y refundada en al menos en tres ocasiones. La Primera, en 1907, cuando un grupo de vecinos, conocido como "los Contreras de Quintana" decidieron independizar el barrio. Este grupo se había hecho conocido, entre 1904 y 1906, por sus fuertes críticas al presidente de la República Manuel Quintana, publicadas en el periódico Quiquiriquí.

Durante este gobierno, las organizaciones obreras fueron duramente reprimidas, por eso en La Boca, ese apellido era sinónimo de represión y autoritarismo. Aquella primera "República", constituida el 13 de diciembre de 1907, tuvo como presidente a Roberto Hosking. También contó con un escudo: en él se veía una herradura (símbolo de buena suerte) y, en el interior de esta, una mano haciendo los cuernos ("contra la jefatura"). La República de la Boca promulgó algunas "leyes" curiosas. Por ejemplo: la aplicación de un impuesto a los solteros; la expulsión de extranjeros procedentes de Barracas, Constitución o " del centro" y el apoyo al movimiento feminista iniciado al otro lado de la frontera, en la Capital Federal. También regía la "Ley del Canuto", que era una especie de caño hueco por donde el Presidente "soplaba" para hacer salir los decretos. La Segunda República fue fundada en 1923, cuando, el ya famoso pintor Benito Quinquela Martín, decidió revivir el proyecto de la República de La Boca. José Víctor Molina fue elegido "Presidente dictador" de esta segunda fundación del barrio. En esta oportunidad participaron, entre otros boquenses ilustres Juan de Dios Filiberto y el poeta Bartolomé Botto. La Tercera República fue proclamada en la década del 80, época en que los vecinos del barrio enfrentaban numerosos y graves problemas económicos y sociales. Frente a esta crítica situación, en julio de 1986, en el local del periódico Versiones de la Boca, dirigido por Roberto Álvarez, se imprimió la nueva "Constitución". En esos días, toda La Boca amaneció empapelada con afiches que comunicaban los llamativos artículos de esa nueva Constitución, y todo el barrio se revolucionó


La República de San Telmo, también en Buenos Aires, se fundó el 9 de julio de 1960 en la Pulpería “Los Troncos” -Balcarce 959-. En su Constitución establecía, entre otras cosas "la joven República ha nacido de una Revolución de Espíritu y se carecen de ambiciones territoriales más allá de los ámbitos del barrio..." 


La República de San Vicente nació de un barrio popular y tradicional de Córdoba. Popular porque en su historia encontramos el surgimiento de artistas de reconocimiento mundial, como los pintores Francisco Vidal, José Malanca, Roberto Viola y el folklorista Santiago Ayala. Tradicional por sus corsos y revoluciones, cuyas características se difundieron tanto que lograron sobrepasar los límites nacionales.

“Gente de todos los puntos de la ciudad se acercaba con admiración a ver los corzos sanvicentinos; las caravanas de carruajes adornados, los sanvicentinos disfrazados con máscaras, tirando papel picado y serpentinas (…) resultó ser el más popular de la ciudad…”


La República fue creada cuando uno de los Gobernantes de Córdoba prohibió los festejos de Carnaval en dicho barrio y sus vecinos, sublevándose, lo realizaron igualmente y proclamaron una "republica independiente" .


Estos acontecimientos nos muestran ciertas similitudes, como el haber sido impulsado por artistas locales, haberse realizado en tono festivo o de broma y, sobre todo, el hecho de haber sido protagonizado por personas que frecuentaban y sentían el barrio como un lugar propio, al cual cuidar y engrandecer.


De ahí la importancia que le damos a la Fundación de la República de Puerto Viejo como ejemplo de una manifestación de cuidado, valoración y protección del lugar propio, del patrimonio.


PARTE 1
PARTE 2
PARTE 3
PARTE 4
PARTE 5
PARTE 6

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