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Concepcion del Uruguay - Sociedad Anonima Lusera CIA Ltda

EL APERITIVO LUSERA

Bebida Tradicional de Entre Rios

Fue la bebida que no faltĂ³ en ningĂºn boliche de campo, en ninguna pulperĂ­a. De color marrĂ³n y sabor amargo, era de la preferencia de todos los gauchos y los sectores populares de la ciudad. Los inmigrantes se adaptaron a su sabor, que sintetizaba en su fĂ³rmula la esencia del campo entrerriano. El aperitivo Lusera se fabricĂ³ desde 1913 en ConcepciĂ³n del Uruguay, hasta su desapariciĂ³n total en la dĂ©cada del 90. El inventor: un inmigrante yugoslavo que arribĂ³ a Entre RĂ­os en 1871. “Frente a una pequeña mesa, sirviĂ³ un poco de Lusera, la bebida tradicional de Entre RĂ­os”, escribiĂ³ Atahualpa Yupanqui.


 El relato habla de la esencia del campo y gaucho entrerriano. El campo con sus yuyos que aroman el ambiente y el gaucho con su temple y humanidad que acaricia las asperezas de una vida rĂºstica.
La inmensa generosidad de la naturaleza y del hombre en el campo. Eso es lo que se retratan en las palabras de Roberto Chavero o Atahualpa Yupanqui.

“Fui a parar a Rosario del Tala. Era una ciudad antigua, de anchas veredas, con mĂ¡s tapiales que casas. Anduve por los aledaños hasta el atardecer, sin hablar con nadie, aunque respondiendo al saludo de todos, pues allĂ¡ existĂ­a la costumbre de saludar a todo el mundo, como lo hace la gente sin miedo y sin pecado”, escribiĂ³.
Antes de instalar su rancho a la vera del rĂ­o Gualeguay visitĂ³ el bar de Rosario del Tala y retratĂ³ las personalidades de los parroquianos y del propio despachante de bebidas: un gaucho judĂ­o de apellido Rabinovich. 

“ConocĂ­ muy de cerca a los gauchos judĂ­os –escribiĂ³ don Atahualpa– consagrados ya por el hermoso trabajo de don Alberto Gerchunoff. SĂ­, los conocĂ­, y a muchos de ellos les debo favores que jamĂ¡s podrĂ© pagar; quizĂ¡s, cantando, que es la moneda corriente que usan los trovadores infortunados y peregrinos”. CorrĂ­a el año 1931, desde el sur, subĂ­a Yupanqui como contamos en alguna otra nota de Entre RĂ­os Secreta. 

Y la geografĂ­a fue sumando paisajes a la retina y los caminos vivencias que luego ilustraron las canciones del gran cantautor argentino. GualeguaychĂº, Tala, Villaguay; en Basavilbaso tuvo una relaciĂ³n que le dejĂ³ una hija. Luego Escriña, Gilbert, Rocamora, Altamirano, Lucas GonzĂ¡lez, Sauce Sud.
Con la intensidad de su letra, don Ata contĂ³ cuando conociĂ³ a Rabinovich: “La primera noche de mi llegada a Rosario del Tala, me lo presentĂ³ Vila. Me quedĂ© con Ă©l y asistĂ­ a sus sagrados rituales de preparar el silencio. Frente a una pequeña mesa, sirviĂ³ un poco de Lusera, la bebida tradicional de Entre RĂ­os. Y lentamente me conversĂ³ sobre los campos, la lluvia, los callados rĂ­os que apuñalaban la selva entrerriana”, escribiĂ³. 

Sobre la Lusera escribiĂ³ el poeta y mĂºsico de guitarra rascada con la izquierda. Y tambiĂ©n sobre esa generosidad del bolichero que le mintiĂ³ diciendo que tenĂ­a que salir para poder ofrecerle la cama en su ausencia, sabiendo que no tenĂ­a dĂ³nde ir a reposar su cansado cuerpo. Pero Rabinovich fue descubierto por sus propios ronquidos cuando dormĂ­a en la mesa de billar, sin almohada ni cobijas. “JamĂ¡s olvidarĂ© el gesto de ese gaucho judĂ­o”, dijo Atahualpa Yupanqui.
En ese pĂ¡rrafo estĂ¡ contada la esencia del campo, con la Lusera, la bebida entrerriana que acompaĂ±Ă³ las jornadas de los gauchos en el mĂ¡s cerrado de los campos, en las mĂ¡s oscuras de las noches. El Lusera sabe a campo: amargo pero entrañable en la garganta de los paisanos mĂ¡s rĂºsticos. 



ENTRERRIANA. SegĂºn el rastreo que hicieron algunos historiadores locales, el aperitivo Lusera fue inventado por un inmigrante yugoslavo llamado NicolĂ¡s Miloslavich que instalĂ³ una fĂ¡brica de licores en 1899, y que habĂ­a llegado 28 años antes a ConcepciĂ³n del Uruguay.
Fue la bebida de esencia puramente entrerriana porque sus ingredientes eran extraĂ­dos del monte mĂ¡s representativo de la flora provincial. Tras varios intentos, Miloslavich logrĂ³ hacer la bebida con yuyo de lucero o lusera (que en nombre cientĂ­fico es Pluchea Sauveoleus), marcela, arazĂ¡, angĂ©lica, quina, mini y centaura, entre otros productos naturales. Todo eso y algĂºn secreto mĂ¡s conformaban una bebida de color marrĂ³n oscuro y bien amarga que comenzĂ³ a comercializarse desde 1913.
En ningĂºn bar de campo argentino, en ninguna pulperĂ­a faltĂ³ la botella lisa. 



“El aperitivo estimula el apetito y tonifica el estĂ³mago”, rezaba la publicidad. Poco importaba a los parroquianos de los bares las bondades para la salud; Lusera simplemente saciaba el deseo de un trago fuerte y espirituoso. Se disputaba la primacĂ­a con la “giniebra” Llave, como le dicen aĂºn en el campo.

En un trabajo que publica el historiador RubĂ©n Bourlot en su blog “La solapa entrerriana”, aporta los nombres de vecinos de ConcepciĂ³n del Uruguay que confluyeron en torno al emprendimiento.
“El aperitivo –escribiĂ³– se fabricaba en ConcepciĂ³n del Uruguay desde 1913, en base a la maceraciĂ³n y destilaciĂ³n de la hierba llamada lucera o yerba del lucero y otras veinte especies de la flora entrerriana. La empresa Lusera SA naciĂ³ ese año constituida por vecinos de la ciudad, entre los que se contaban Francisco Tavella, NicolĂ¡s y Rodolfo Miloslavich, Pedro y Ambrosio Artusi, Antonio Canavessi, Pedro Barral, Juan Puchulu, Carlos Kirchner, Eduardo Tibiletti y Luis Grianta”. Todos apellidos muy arraigados a la histĂ³rica ciudad.



El edificio se ubicaba en la esquina de Galarza y AmĂ©rica, actual 14 de Julio. Se trasladĂ³ luego la manzana de las calles CĂ³rdoba (actual Estrada) y vĂ­as del ferrocarril; Uruguay al sur (actual Ambrosio Artusi), Chile al oeste (Santa MarĂ­a de Oro) y PerĂ³ al este. Los vecinos mayores todavĂ­a hablan del lugar como “la fĂ¡brica Lusera”, a cuyas enormes instalaciones ingresaban las vĂ­as del ferrocarril. Se trata de un bellĂ­simo edificio de arquitectura industrial inglesa de finales del siglo XIX, que albergĂ³ enormes mĂ¡quinas de su tiempo, que sirvieron tambiĂ©n para la fabricaciĂ³n de hielo.

Cuatro años mĂ¡s tarde de su lanzamiento, 1917, Lusera conseguĂ­a la Medalla de Oro en la ExposiciĂ³n Internacional de MilĂ¡n. El primer reconocimiento de muchos otros que vendrĂ­an con los años: en Sevilla, Rosario, Buenos Aires, historiĂ³ para el diario “La Calle” AndrĂ©s RenĂ© Rousseaux.


COSTUMBRE. En el mundo de los coleccionistas de letreros enlozados, el de Lusera cotiza bien por su valor simbĂ³lico, por lo que concentra como historia de la Argentina profunda; la de los caminos perdidos, la de los bares allĂ­ donde no hubo mĂ¡s que miradas cotidianas de poblados reducidos.

Rectangular, de amarillo intenso y lustroso por el cromo horneado, el cartel se ubicaba en las canchas de bochas y servĂ­a para marcar el puntaje de las partidas.

Tenía en sus extremos 18 pequeños hoyos para ensartar un palito que marque el puntaje del jugador de bochas rayadas y el de bochas lisas. R y L, identifica el letrero a cada jugador. No como dijo una citadina incurable: right y left. No: rayadas y lisas, eso significan la R y la L del cartel de Lusera.
El abogado e historiador gualeguaychuense Gustavo Rivas escribiĂ³ que “los bailes del Lusera fueron los mas populares de GualeguaychĂº durante toda la dĂ©cada del cuarenta y gran parte de la del cincuenta. A fines de Ă©sta declinaron hasta desaparecer”.

“Esos bailes –contĂ³ Rivas– nacen, como recreaciĂ³n de amplios sectores sociales, justamente cuando aparece un escenario nuevo, el Parque UnzuĂ©. El lugar agreste, el marco vegetal y la condiciĂ³n de sus concurrentes -incluidos vecinos de El Potrero- hicieron de estas reuniones una singular combinaciĂ³n entre lo urbano y lo rural, que explica el Ă©xito alcanzado. Casi no quedan vestigios de sus precarias instalaciones, que cubrĂ­an lo elemental: pista de baile con piso de cemento (no necesitaba riego), una casilla que servĂ­a de cantina, parrilla, pared baja con verja y otra construcciĂ³n visible desde la calle, que separaba del sector de recreaciĂ³n. Arriba de esta, existĂ­a un gran cartel con el anuncio comercial del aperitivo Lusera muy apetecido en la regiĂ³n”.


Y luego se explaya sobre la tradicional bebida: se fabricaba en ConcepciĂ³n del Uruguay, juntamente con otros dos de gran popularidad en la zona, todos a base de hierbas aromĂ¡ticas: marcela y arazĂ¡”.


Un viejo aviso de publicidad publicado en los diarios porteños de 1920, bajo el tĂ­tulo “Salud, fuerza y vigor”, promocionaba al aperitivo Lusera, “compuesto exclusivamente de plantas, cuyas buenas propiedades tĂ³nicas y digestivas estĂ¡n comprobadas en todos los desarreglos que producen una mala digestiĂ³n”. “No contiene ninguna droga”, aclaraba el aviso, firmado por Sociedad AnĂ³nima Lusera, compañía limitada de ConcepciĂ³n del Uruguay.


Entre las muchas cosas que matĂ³ la dĂ©cada de 1990, se cuenta el aperitivo Lusera y su imitaciĂ³n, Marcela, tambiĂ©n entrerriano. El sabor de la selva montielera ya no se halla en las botellas.

Jorge Riani

3 comentarios:

  1. me parecio barbaro alli antes habia una fabrica de caramelos que era de mi tio abuelo

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  2. Muy linda historia a pesar de tanto tiempo es muy lindo recordar las las fĂ¡brica de aquellas Ă©poca era muy linda la lucera era un aperitivo muy lindo lo alcance a probar ahora lamentablemente quedan muy pocas planta.....

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  3. Q lindos recuerdos mis abuelos Vivian enfrente de la fĂ¡brica me acuerdo q pasaba el tren a media cuadra estaban las vĂ­as del ferrocarril y por supuesto me encantaba la lucera comer con queso de rayar y pan

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