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Historias de Entre Rios - El Frigorifico de Santa Elena


El frigorĂ­fico fue construido de cara al rĂ­o ParanĂ¡, por el que salĂ­a la producciĂ³n en barcos propios y desde un puerto tambiĂ©n propio. El extracto de carne iba a Europa durante la Primera Guerra Mundial para alimentar a las tropas aliadas y sus latas se hicieron famosas en todo el mundo. MĂ¡s recientemente, en 1982, en Santa Elena se hacĂ­a estofado con carne para las tropas argentinas en Malvinas.

El pueblo de Santa Elena se constituyĂ³ alrededor del frigorĂ­fico. Decenas de trabajadores de otras provincias e inmigrantes llegaba e iban a lo que aquĂ­ se conocĂ­a como "los cuarteles" de solteros, casas construidas a un costado del establecimiento. Hoy, ese lugar estĂ¡ en ruinas y muchas casas desaparecieron. El pueblo, que tenĂ­a 500 personas en 1871, hacia 1910 saltĂ³ a 3000 habitantes.

Con la Bovril tambiĂ©n se hizo el barrio inglĂ©s, donde paraban los jerĂ¡rquicos arribados de Londres. En las casas de mejor categorĂ­a, las mujeres de los jefes competĂ­an por tener el jardĂ­n mĂ¡s lindo. La empresa pagaba dos jardineros por casa.



El cierre, en 1993, fue una bomba. Nadie estaba preparado para ese final. La desocupaciĂ³n trepĂ³ a mĂ¡s de 90%. En un pueblo con poco mĂ¡s de 18.000 personas, unas 13.000 viven gracias a diferentes planes sociales.

"Después del cierre, muchos chicos no han vuelto a ver trabajar a sus padres y cuesta inculcarles la cultura del trabajo", dice Alberto Martínez, jefe de taller de la escuela técnica Fernando Torres Vilches.
De meca que atraĂ­a trabajadores Santa Elena terminĂ³ expulsando poblaciĂ³n. "Se fueron unas 6000 personas", apunta NicolĂ¡s Salvador Sarfati, fotĂ³grafo investigador. "Ésta fue una ciudad de clase media; ahora, de desempleados."

El cierre trajo su ola de tensiĂ³n, depresiĂ³n y hasta de suicidios. Los que se sobrepusieron al golpe anĂ­mico se las rebuscaron como pudieron. Algunos fueron a trabajar a frigorĂ­ficos de la zona de Rosario, se hicieron albañiles, pusieron quioscos y, con el rĂ­o ParanĂ¡ al lado, otros se dedicaron a pescar dorados y surubĂ­es. Eso fue lo que hizo Peralta RamĂ­rez. Con su esposa llegĂ³ a preparar 100 kilos de milanesas de surubĂ­ por fin de semana. "Fue mi salida", cuenta.

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