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Concepcion del Uruguay - Dr. Delio Panizza


Dr. Delio Panizza. Abogado, poeta y amante de la historia lugareña

 NaciĂ³ en Rosario del Tala, provincia de Entre RĂ­os, el 26/01/1893, teniendo 5 hermanos, una mujer y 4 varones.

RealizĂ³ los estudios primarios en su pueblo natal, y los secundarios en el histĂ³rico Colegio Nacional de ConcepciĂ³n del Uruguay, cursando los superiores en la UBA, donde obtiene los tĂ­tulos de escribano, abogado y doctor en leyes.

Hombre comprometido no solo con su presente sino tambiĂ©n con el rico pasado de su terruño, fue definido y ubicado, por su comprovinciano Luis Alberto Salvarezza, como parte de la corriente “que ideolĂ³gicamente podrĂ­amos denominar de nacionalista, patriĂ³tica, civil, de resonancias Ă©picas, que plantea el pasado como una idealizaciĂ³n. 

Esta estĂ©tica regionalista (…) tuvo gran resonancia en la narrativa y lĂ­rica de fines del S. 19 e inicios del S. 20, y encuentra entre otros, a Benito Lynch y Martiniano LeguizamĂ³n, como sus cultores (que exaltaron al gaucho), sus gestas, lo legendario”.
Con Panizza, uno de los grandes bates entrerrianos, vibra en su tono mĂ¡s alto y agudo la poesĂ­a criolla y popular de esa provincia.


Gran decimista, aunque no descuidĂ³ otras medidas y sino valga de ejemplo su popular “Guitarras y Lanzas”, utilizĂ³ un lenguaje pulcro y depurado para sus composiciones, sin desconocer las formas mĂ¡s vulgares como ya veremos en el ejemplo final.

Declarado, en su expresiĂ³n poĂ©tica, como un encendido “urquicista”, le dedicĂ³ a su hĂ©roe y sus gestas, varios opĂºsculos, como “Victoria”, en el centenario de la Batalla de Caseros y “Canto de la LiberaciĂ³n”.
Su obra Ă©dita, profusa y variada, se inicia cuando a los 30 años, en 1923, publica “Cardos en Flor”, a los que siguen “De Tierra Adentro” y su canto a “Ramirez”, ambos en 1926; cuatro años despuĂ©s aparece “Guitarras y Lanzas”.
Hemos ubicado 24 tĂ­tulos de su autorĂ­a, pero no tenemos la certeza que esa cifra comprenda toda su publicaciĂ³n.
Sus contemporĂ¡neos lo han reputado un gran hombre, y asĂ­ Claudio Puntel lo describe como un “hombre recto y honesto, ciudadano comprometido y de firmes convicciones democrĂ¡ticas”, y de Ă©l dijo Yupanqui que tenĂ­a “la costumbre de saludar a todo el mundo, como lo hace la gente sin miedo y sin pecado”.


Este poeta, al que Arturo Capdevila bautizĂ³ “Señor de Montiel”, falleciĂ³ a la edad de 72 años, en ConcepciĂ³n del Uruguay, al alba del 7/08/1965.
Cuando su comprovinciano, el poeta, narrador y payador, Carlos Echazarreta, publica su libro de cuentos, le dedica a modo de prĂ³logo estas dĂ©cimas que titulĂ³ “Apadrinando”, escritas al modo gaucho… y por eso las elegimos.

“JosĂ© Gervasio Artigas...
¡el primero que afirmado en la idea libertaria
hizo un ente civil de cada paria
al calor de su fe de montonero!”

Panizza supo rescatar en su obra lo mĂ¡s profundo de la gesta artiguista. Reivindica el congreso de Arroyo de la China que en 1815, desde tierra entrerriana, declarĂ³ la independencia. La poesĂ­a canta los esfuerzos de Artigas convocando a las provincias hermanas:


“las busca, las atrae,
las quiere ver al fin confederadas
en un lazo perenne
de federalismo y democracia”

A partir de la declaraciĂ³n del Congreso de Oriente:


“...Queda libre la Patria
del porteño falaz y el godo hidalgo;
libre por las cuchillas
puede volar el pabellĂ³n creado”

Y ese pabellĂ³n que vuela por las cuchillas, creado en el Congreso de los Pueblos Libres es nuestra bandera entrerriana. Don Delio la describe como “un himno de llamas dividiendo en diagonal un cielo azul y blanco”. Nuestra bandera, la de la Liga de los Pueblos Libres grita a los vientos, el poeta talero supo escucharla: “Dice FederaciĂ³n esa bandera sesgada por un rayo”.

“Guitarras y lanzas galopan con Ă©l”, homenajeĂ³ Sampayo aludiendo al tĂ­tulo de uno de sus libros. Sin dudas, don Delio no hubiera elegido otra compañía para su Ăºltimo galope. Ya habĂ­a cantado que los guerrilleros de las montoneras federales:


“Tuvieron el empuje supremo de la ola,
fueron carne y espĂ­ritu y esperanza y furbiĂ³n;
y allĂ¡ donde flameaba su altiva banderola
ponĂ­an con el gesto su propio corazĂ³n”

Delio Panizza, viviĂ³ de pie y asĂ­ pidiĂ³ ser enterrado. Hijo de la selva montielera, tuvo “la costumbre de saludar a todo el mundo, como lo hace la gente sin miedo y sin pecado” (Yupanqui). Como Ă©l mismo describiĂ³ al talar nativo, supo vivir “espinudo y agreste, obscuro y bravo”.

CaminĂ³ esta parte del mundo avivando al “viento de los sueños / legendarios, / misterioso y profundo”. Aunque ya no lo nombren las antologĂ­as manejadas por las editoriales, sabemos con Sampayo que “los hijos de Artigas no lo olvidarĂ¡n”.

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