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Historia de Liebig - Fabrica Colon


Compañía Liebig’s Extract of Meat Co. Ltd

HISTORIA DE  PUEBLO LIEBIG

En la historia de Colón no puede dejarse de lado la historia de Fábrica Colón como se la llamó hasta que en 1975 se eligiera en honor a Justus Von Liebig la denominación de Liebig para el pueblo que le diera tanta vida industrial, laboral,social cultural a tantos colonenses y de otras localidades como así también de otras provincias. 

"La Compañía Liebig’s Extract of Meat Co. Ltd. se instaló en 3 países de Sudamérica: Uruguay, Argentina y Paraguay, a fines del s. XIX y principios del s. XX para construir tres fábricas junto a los ríos y con puertos por donde entrar los insumos y sacar productos"


Inició la producción en 1865, en Fray Bentos, Uruguay y se expandió en 1903 a Entre Ríos, donde ya existía el Saladero Colón de Apolinario Benítez (1863) y de Juan O’Connor (1871).
Con la compra del campo Santa María, 7.500 hectáreas entre el arroyo Caraballo y Perucho Verne, comenzó la transformación edilicia en una moderna planta de carne en conserva.


Territorialmente consolidó un pueblo industrial, conjunto unitario que incluía las áreas de trabajo, las viviendas de trabajadores y empleados y los espacios para recreación. El pueblo con 220 casas estaba dividido en dos sectores por la manga, corredor por donde se introducía el ganado a la fábrica.
Al sur vivían los obreros, en casas iguales con zaguanes comunes y ventanas verticales, formando tiras paralelas, dos corralones y habitaciones para solteros.


Al norte, los empleados jerárquicos vivían, a modo de ciudad jardín, en cuatro modelos tipológicos de chalets. Escuela y biblioteca; salón de fiestas, cine y boliche; cancha de golf, tenis y club de fútbol completaban las comodidades para el trabajador. 



La fábrica conservera ubicada sobre una alta barranca en la orilla izquierda del río Uruguay, fue planificada para una faena diaria de 1400 vacunos, en 4 turnos de trabajo. Todo se hacía allí y nada se desaprovechaba, en perfecta organización del trabajo. 
El patrimonio industrial vale si se preserva


Desde el fin productivo en La Liebig, a principios de los años ’80, su patrimonio es una historia de despojos. Se perdió el trabajo y se fueron miles de obreros. La fábrica empieza a verse como una ruina y el pueblo asume una imagen fantasmal. Sin perder su encanto, para quien allí vive o allí trabajó, nuevos habitantes comenzaron a afincarse y otros empezaron a llegar para conocer la historia y el patrimonio industrial.
La fábrica y el pueblo son una página de historia para aprender a escuchar las voces que emanan de sus paredes y protagonistas. Historia y patrimonio son herramientas, no para mirar siempre atrás sino para poder construir un futuro mejor y más digno. 


Memorias Obreras

Los trabajadores de la carne en los nuevos espacios, contenedores de modernas máquinas, fueron la fuerza productora, capaz de transformar VACAS en ALIMENTOS. 
Las memorias obreras de La Liebig comenzaron en la gran planta de producción, donde vacas, hombres y mujeres, también niños; y máquinas se concentraron en torno al fuego y sabor de una gigantesca cocina, para dar de comer al mundo entero.
Una historia en común, de sudores- olores- gritos- esfuerzos- sueños, que no puede perderse bajo la topadora de la desidia, pues las paredes de La Fábrica son la vida misma del pueblo industrial: una identidad social y cultural del trabajo de la CARNE."


Fuente: Adriana Ortea
Memorias Obreras de La Liebig. Patrimonio Industrial Alimentario de la producción y el trabajo de la carne. Fragmento de: INTRODUCCIÓN y Capítulo I - 
Editorial Académica Española.

Fuente Texto e Imagenes: Colon, Entre Rios, de Antaño

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