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La Leyenda del Carpincho

LEYENDA DEL CARPINCHO

por Susana C. Otero
Le dieron el mote de "El Rey del estero" y es el roedor mĂ¡s grande del mundo.
Su hĂ¡bitat preferido, los esteros del IberĂ¡, en el interior de la provincia de Corrientes en la Argentina.
Dicen que dicen...que cerca de los esteros y a orillas del rĂ­o, se asentaba un hombre fuerte y rudo, de piel curtida y muy hĂ¡bil mariscador. Su nombre era MartĂ­n LĂ³pez.
MartĂ­n vivĂ­a junto a su mujer, una guaina dulce como la miel, en un pobre tacurĂº de adobe y paja. Cerquita del rancho MartĂ­n habĂ­a construido un depĂ³sito precario donde almacenaba cueros de yacarĂ©s y pieles de vĂ­boras, plumas de garza y otros enceres que luego cargaba en su canoa y los llevaba a vender.
Con los productos que vendĂ­a Ă©l obtenĂ­a lo que llamaba los vicios, provisiones como harina, grasa, fideos, yerba, azĂºcar y un poco de tabaco.
La pareja llevaba una vida solitaria y austera, pues los hijos ya grandes habĂ­an rumbeado para la ciudad en busca de trabajo.
Cierto dĂ­a, MartĂ­n cargĂ³ su canoa, se despidiĂ³ de la patrona y allĂ¡ se fue, llevaba cueros, plumas y una lista de los comestibles que necesitaba.
Después de vender sus productos Martín quedaba unas horas con sus amigos para saborear unas copitas de caña mientras compartían un partido de truco.
Ese dĂ­a, se le hizo mĂ¡s tarde que de costumbre y volviendo a su rancho en la canoa cargada se desatĂ³ una fuerte tormenta, el viento arreciaba y dificultaba la visiĂ³n, en el trayecto la canoa chocĂ³ con un embalsado y dio una vuelta de campana.
MartĂ­n saliĂ³ despedido y vaya a saber uno con que se golpeĂ³, pero su cuerpo quedĂ³ enredado entre los pajonales y muriĂ³ ahogado.
Al caer la noche viendo que la hora pasaba y su marido no llegaba, su mujer se afligiĂ³ mucho.
Entonces como tantas veces lo habĂ­a hecho antes ella tomĂ³ el farol de kerosene y fue a buscarlo.
El viento era insoportable y la tormenta era cada vez mĂ¡s fuerte, antes de llegar a la orilla algo la hizo tropezar, ella instintivamente soltĂ³ la lĂ¡mpara que fue a dar justo contra el tronco de un sauce que pronto comenzĂ³ a arder, se prendieron las malezas y los pajonales, el viento hizo lo suyo y pronto las llamas la alcanzaron.
Hasta pasada la media noche el viento siguiĂ³ soplando, pero cuando los rayos de luz comenzaron a iluminar el dĂ­a, mĂ¡s allĂ¡ de la tragedia la luz tiño la aurora y desde el agua surgieron dos roedores jamĂ¡s vistos y se dirigieron hacia el lugar del incendio, juntos recorrieron el espacio y ambos reunidos en pareja se adentraron en el estero.
Los abuelos sabios dicen que Ă‘ande Yara transformĂ³ las almas de la pareja en carpinchos, un animal de piel gruesa y resistente, pero de una inusual fidelidad.
Mariscador: cazador-recolector
Guaina: mujer
TacurĂº: hormiguero gigante (el rancho tenĂ­a forma de tacurĂº)

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