Header Ads

Personajes - Doctor Manuel Tezanos Pinto


NaciĂ³ en 1843, en la ciudad de Jujuy, cuna de la familia del apellido, que despuĂ©s de la caĂ­da de Rivadavia, se bifurcĂ³ en Chile, Bolivia y PerĂº, quedando en la Argentina la rama del varĂ³n que nos ocupa. Noveno nieto del Conquistador Don Francisco de ArgañarĂ¡s y Murgia, CapitĂ¡n y fundador de Jujuy en 1593, y de Doña Bernardina Mirabal. Sexto nieto de don Pedro Ortiz de ZĂ¡rate, y nieto de Don Manuel de Tezanos Pinto, AlfĂ©rez Real del Cabildo colonial del mismo pueblo.
RecibiĂ³ su tĂ­tulo de Doctor en Jurisprudencia en 1866, y apenas egresado de la Universidad, probĂ³ la potencia de su raza y la fuerza de sus energĂ­as en el viaje que su padre le impuso –tras de un negocio- desde Jujuy hasta la capital del PerĂº a lomo de mula, transponiendo la inmensa mole de los Andes, por pasos desiertos y desconocidos, y atravesando en largas jornadas, con su indio fiel –que le sirviĂ³ de guĂ­a y de compañero, siempre a su lado- Chile, Bolivia y el Alto y el Bajo PerĂº hasta llegar a Lima, residencia de sus parientes del PacĂ­fico, regresando a su patria en la misma forma.
En mĂ¡s de una vacaciĂ³n habĂ­a hecho ya de estudiante, a caballo, el largo recorrido desde la ciudad de CĂ³rdoba hasta su casa solariega de Jujuy.
AsĂ­ se educaba, con dura disciplina, a la juventud de aquellos tiempos, y asĂ­ se estructuraba el espĂ­ritu y se formaba el carĂ¡cter de aquellos hombres.
.
CONSAGRA SU VIDA A ENTRE RIOS
Ministro, Legislador y Juez
Candidatura Avellaneda
DespuĂ©s de la homĂ©rica cruzada, fue Juez de Letras en su ciudad natal, y en lo Civil en Corrientes hasta 1872, en que Sarmiento lo nombra Juez Federal de Entre RĂ­os, cargo que desempeĂ±Ă³ sĂ³lo un año, para aceptar la FiscalĂ­a de Estado de la Provincia.
Formado en la atmĂ³sfera de una antigua familia de raĂ­z histĂ³rica y de tradiciĂ³n social, sintiĂ³ desde temprano el deseo de incorporarse al nĂºcleo de hombres con que debĂ­a formarse el gran partido al que pertenecieron gobernantes ilustres.
Adicto con pasiĂ³n a Avellaneda, candidato proclamado y sostenido por las provincias, frente a Alsina y Mitre, de Buenos Aires, hizo allĂ­ sus primeras armas polĂ­ticas, para lo cual abandonĂ³ las funciones pĂºblicas, hasta que el Dr. RamĂ³n Febre lo lleva a su lado como ministro de Hacienda.
Entraba en esa hora a colaborar en el gobierno de Entre RĂ­os, a los cuatro años del asesinato del General Urquiza, Ă©poca turbulenta y de pasiones bravĂ­as. LĂ³pez JordĂ¡n amenazaba a la provincia con nuevas invasiones de sus montoneras y habĂ­a puesto a precio las cabezas del Gobernador Febre y de sus Ministros Tezanos Pinto y Ferreira, ofreciendo por ellas 10.000 patacones.
.
DIPUTADO NACIONAL POR ENTRE RIOS
Candidatura de Roca
RevoluciĂ³n del 80
Desempeñado su ministerio en forma fecunda, fue electo diputado nacional y llegaba a Buenos Aires en 1880, en momentos borrascosos en que culminaba la candidatura del General Roca, frente a la autocandidatura de Tejedor, Gobernador, a la sazĂ³n, de la provincia de Buenos Aires.
La presidencia de Avellaneda, hecha en el interior, pareciera llevar implĂ­cita la soluciĂ³n de la cuestiĂ³n Capital de la RepĂºblica, ya que, como es sabido, las autoridades nacionales vivĂ­an en Buenos Aires “de prĂ©stamo” por virtud de una ley transitoria de residencia..
Aquel Congreso tendrĂ­a pues, la funciĂ³n de consagrar la Capital definitiva y escrutar la elecciĂ³n presidencial que se debatĂ­a con violento encono.
Los diputados adeptos a Roca, elegidos en casi todas las provincias, debĂ­an incorporarse y eran inmensa mayorĂ­a.
AhĂ­ empezĂ³ hacia ellos la hostilidad, la persecuciĂ³n y el rĂ©gimen de fuerza y de terror impuesto por el Gobernador de Buenos Aires.
Los diputados por CĂ³rdoba fueron recibidos en la estaciĂ³n del bajo, bajo una lluvia de porotos y de bolsas de harina, y de insultos, amenazas, soeces apodos y denuestos groseros.
Buenos Aires entraba ya, francamente, en pugna con la NaciĂ³n. Tejedor, contra la ley de 1879 que prohibĂ­a a los gobiernos de provincia organizar fuerzas armadas -tenĂ­a los batallones “Guardia de CĂ¡rceles”, “Rifleros”, “Defensores de Buenos Aires” y “Voluntarios de la Boca” – y la Legislatura votaba dos millones de pesos oro para armamento, armamento que Tejedor comprĂ³ y condujo con ostentaciĂ³n por las calles de la ciudad hasta sus cuarteles.
El cuerpo de “Rifleros” entraba al Congreso con aire marcial y empabellonaba sus armas ocupando toda la galerĂ­a alta en actitud amenazante.
Hasta que cierta noche, al considerarse el despacho de la minorĂ­a de la ComisiĂ³n de Poderes, por el que se aceptaban los diputados de las provincias, el diputado tejedorcita por Corrientes, Rivera, poniĂ©ndose de pie iracundo y violento, gritĂ³: ¡ya es tiempo!, a cuyo grito, como de consigna, los rifleros levantaron sus armas para hacer fuego sobre el grupo de diputados roquistas. Pero fue en tan solemnes momentos cuando Mitre saltĂ³ sobre su banca con los brazos abiertos exclamando: ¡No es tiempo todavĂ­a!, haciendo mociĂ³n para que la sesiĂ³n se levantara. Y asĂ­, con ese gesto valiente y noble, Mitre, adversario de Roca, detuvo la borrasca, salvĂ³ al paĂ­s de la vergĂ¼enza, impidiendo una masacre trĂ¡gica en pleno hemiciclo de la CĂ¡mara. Pero continuaron fuera del recinto, en todas partes, los insultos agresivos y hasta el terror contra los diputados electos adictos al general Roca. Ese estado de cosas insostenible, hizo que un grupo de diputados, entre los que fue Tezanos Pinto, encabezados por Yofre y por el senador Febre, visitaran al Presidente para pedirle garantĂ­as. Avellaneda llevĂ³los a la puerta y mostrĂ¡ndoles unos agujeros les dijo:”Ven ustedes, esos son agujeros de balas que dĂ­as pasados tiraron los rifleros sobre mi casa”. Y luego, desde el umbral de la puerta de calle, señalando el agente de policĂ­a que estaba de facciĂ³n en la bocacalle, añadĂ­a: “Sobre aquel vigilante, el Presidente de la RepĂºblica no tiene autoridad alguna”. Para terminar diciendo esto: “Yo no puedo defenderlos; cada uno de ustedes garĂ¡ntase como pueda”. El alzamiento en armas de Tejedor contra el gobierno de la NaciĂ³n era ya un hecho. Sus autoridades no podĂ­an continuar allĂ­. El cĂ­rculo de fuerza se iba cerrando en torno suyo. Avellaneda saliĂ³ precipitadamente con sus ministros refugiĂ¡ndose en el cuartel del 1º de CaballerĂ­a de la ChacarĂ­ta donde dictĂ³ el famoso decreto del 4 de junio de 1880 designando el pueblo de Belgrano para residencia de las autoridades nacionales. Los senadores y diputados roquistas, entre tanto, seguĂ­an vigilados y custodiados de cerca por los soldados de la provincia, pero no obstante, acatando el decreto de Avellaneda, pudieron escapar a media noche por calles del arrabal hasta el rĂ­o, donde tomaron pequeñas “balleneras” que los condujeron a Belgrano. La mayorĂ­a y entre ellos, Dardo Rocha, Febre y Tezanos Pinto, se fueron en “El Villarino”.
.
EN EL CONGRESO DE BELGRANO
Epoca Turbulenta

AsĂ­ se instalĂ³ por fin, despuĂ©s de tantas peripecias, con los senadores y diputados adeptos a Avellaneda y a la candidatura de Roca –pues los tejedorcitas quedaron cesantes por rebeldĂ­a- el Congreso histĂ³rico de Belgrano, cuyo eje fue la capitalizaciĂ³n definitiva de Buenos Aires, que se hizo prĂ¡ctica con el triunfo de las armas de la NaciĂ³n sobre las del gobierno de Buenos Aires.Belgrano era entonces un pequeño pueblito sin recursos, y allĂ­, los congresales se alojaron como pudieron, unos en casa de pensiĂ³n y otro grupo entre los que se encontraba Tezanos Pinto, alquilĂ³ una casa que amueblĂ³ con catres de lona, con o sin colchĂ³n, alumbrĂ¡ndose con velas o con alguna que otra lĂ¡mpara de kerosene.

.
LEY DE CAPITAL DEFINITIVA DE LA REPUBLICA
Y asĂ­ resolviĂ³ la cuestiĂ³n tan vieja y trascendental, de las provincias contra Buenos Aires que fue la mĂ©dula de las candidaturas de Avellaneda y Roca, quedando redondeada con esa ley famosa, la organizaciĂ³n constitucional de la RepĂºblica, comenzada en 1852 por el General Urquiza.
A esta soluciĂ³n heroica y patriĂ³tica podrĂ­a aplicarse aquel verso de Vigilio: “Tantae molis erat romanam condere gentem”. ¡Tanto costĂ³ haber fundado a Roma!
“De haber vivido en la Roma antigua aquel varĂ³n civil” –decĂ­a de Tezanos Pinto uno de sus biĂ³grafos- “hubieran sido de los senadores que acompañaron a Julio CĂ©sar contra los aristĂ³cratas de Pompeyo. Legislador argentino, acompaĂ±Ă³ a Roca, la espada y al Presidente Avellaneda, la elocuencia, en la causa de la NaciĂ³n con la Provincia, de la mĂ¡s grande democracia contra el cĂ­rculo de los patricios”.
.
EL GRAN JUEZ FEDERAL
Recto e Invulnerable

No hay comentarios.

Con tecnologĂ­a de Blogger.