Historias de Entre Rios - El Puente de Federacion

EL PUENTE DE FEDERACION

EL TERRAPLEN ENTRE LA VIEJA Y LA NUEVA FEDERACION

La comunidad sufrió una fragmentación en el año 1979, al procederse al realojamiento de 1.000 familias hacia la Nueva Federación, y demolición del pueblo antes de la formación del embalse de Salto Grande; dejándose - por razones presupuestarias – 500 familias en lo que entonces pasó a llamarse remanente Vieja Federación o ex emplazamiento. Lo que obligó al pueblo a luchar desde entonces por el restablecimiento de este verdadero lazo de unión.

Lo lograría definitivamente un día de 1984, cuando se montó el puente de hierro denominado Gumercindo Antonio Burna. Aquel fue el corolario de cinco años de gestiones al que se vieron obligadas las autoridades municipales y las entidades intermedias que representaban a los sectores de la producción, sobre todo a los madereros, a quienes les habían asignado un área de la Vieja Ciudad para establecer lo que entonces se prometía como un moderno Parque Industrial.

El 26 de enero de 1981, y aprovechando una bajante del Lago Salto Grande, el gobierno comunal inició por su cuenta las tareas para tender un terraplén se contó con la asistencia de algunos industriales madereros, quienes pusieron a disposición de la comuna sus camiones, combustible y máquinas, a los efectos de apurar el tendido de los 1.500 metros de tierra necesarios para lograr el paso. Los empresarios eran los más interesados en que se establezca la unión, pues junto a sus operarios debían dar la vuelta de 12 kilómetros por un camino alternativo para concurrir al trabajo todos los días.

Ese primer intento sería decepcionante, ya que cuando las aguas del embalse recuperaron su nivel, el efecto del oleaje fue letal y, al erosionarlo, prácticamente borró el tímido trazado que se había iniciado volcando tierra de zonas aledañas desde ambas orillas.

Sin embargo esto no amilanó a los impulsores desafiando las contrariedades continuaron ganándole terreno al agua, “utilizando escombros y pedregullo de las canteras de la vieja ciudad como así también de un predio aledaño al Barrio San Cayetano”, recuerda el ex intendente en sus escritos.

Casi como dos brazos de náufragos, las débiles líneas de lo que quería ser un terraplén, mucho tiempo perduraron sobresaliendo del agua y a la espera de la unión definitiva. Y aunque nada se sabía acerca de la forma y tipo de conexión que se levantaría sobre el viejo “Puente La Virgen”, se dejaron listas dos cabeceras de cemento, construidas justo en el quiebre del trazado, lo que empezó a ilusionar a los federaenses con la tan anhelada unión. La sentían aproximarse, la esperaban casi desesperadamente.


Una pasarela
Los vecinos no contuvieron las ganas de contar con una comunicación directa y se organizaron en una comisión denominada “Pro Pasarela”. La necesidad hizo que diseñaran una pasarela que permitió, provisoriamente, el paso peatonal. La misma se montó sobre pontones elaborados en base a tambores de combustible que, flotando, sostenían la estructura de madera.

El Puente de La Picada
La existencia de un Puente de Hierro en desuso, en las inmediaciones de la localidad de La Picada, en el Departamento Paraná, inquietó tanto a los federaenses que se decidieron a peticionar ante el gobierno la posibilidad de reutilizarlo en Federación. Se trataba de un puente tipo Bailey, que había sido víctima de las revueltas militares de fines de los años 50. En el contexto de las feroces disputas entre militares azules y colorados la comunicación había sido dinamitada, permaneciendo durante décadas con una de sus cabeceras rotas.

Si bien aquellos federaenses consiguieron la autorización para su rescate, se demoró el traslado porque “los profesionales de Inspección de Obras de la ciudad, sostenían que era muy costoso el mismo, ya que sería necesario destruir y reconstruir dos cabeceras de puentes a su paso”, dice el doctor Hartwig en sus memorias.

Posteriormente alguien evaluaría como factible el desarmado de la estructura de hierro, para de esta manera facilitar su traslado y posterior armado en el lugar. Esto se concretaría en el año 1984, momento para el cual se desataron grandes festejos en la ciudad, encabezados por los industriales madereros y funcionarios que pudieron así ver concretado el desvelo de 5 años, en los que el pueblo fue obligado a una lucha incansable.

(Este relato constituye un fragmento que el autor se encuentra escribiendo sobre la Nueva Federación, denominado: La Reconstrucción)


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