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Historias de Parana - Residencia de Santo Dominguez Bernard


SABIA UDS. QUE EN LA ESQUINA DE ECHAGUE Y PASCUAL PALMA EXISTIĂ“ UNA DE LAS MAS BELLAS MANSIONES DE LA CIUDAD QUE MISTERIOSAMENTE DESAPARECIĂ“ PARA SIEMPRE?

Antes de que las campanadas que indican el fin del encanto desplegaran su repiqueteo de olvido y abandono, en la esquina de EchagĂ¼e y Pascual Palma existiĂ³ una mansiĂ³n. Era un pequeño palacio cargado de vida y brillo, con un bosque de Ă¡rboles exĂ³ticos y fuentes de aguas cristalinas en su espacioso jardĂ­n botĂ¡nico.

Era la casa de Santos DomĂ­nguez y Benguria, el arquitecto que desplegĂ³ su magia por los cuatro puntos cardinales de la ciudad.

El padre del Palacio Municipal y el Puente de los Suspiros levantĂ³ la casa de sus sueños en la alejada calle EchagĂ¼e, a finales del siglo XIX. Su mansiĂ³n pretendiĂ³ ser una sĂ­ntesis de todo lo que le dio a la ciudad cuando estuvo a cargo de la Intendencia: en el jardĂ­n existĂ­an las mismas especies de Ă¡rboles que hizo plantar en la Plaza 1º de Mayo; las paredes exteriores de la casa estaban adornadas con detalles tan exquisitos como los que instalĂ³ en el edificio de la Sociedad Española. Y aunque don Santos proyectĂ³ coronar su residencia con una cĂºpula, como hizo en el Palacio Municipal, la falta de dinero no se lo permitiĂ³.
En 1940, la casona fue rematada como paso previo a convertirse en un bar alemĂ¡n, y mĂ¡s tarde en una escuela de paso fugaz. La vieja casona de Santos DomĂ­nguez terminĂ³ sus dĂ­as como la casa fantasma de calle EchagĂ¼e, a la que nadie se acercaba por miedo. Abandonada, en 1970 un grupo de obreros redujo a escombros la residencia del intendente. La desmemoria ganaba otra batalla.

Fragmento del capitulo "De palacio encantado a casa fantasma" del libro "Relicario" de Jorge Riani




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